Si la compulsión por ingerir comida (que solemos llamar antojos) encubren sentimientos más profundos, reprimirlos o controlarlos no resuelve nada.
De acuerdo con una revisión del año 2020, la privación de comida incrementa los antojos de aquellos alimentos que suelen evitarse cuando se trata de alimentos específicos. El trabajo señala que estos antojos son una respuesta condicionada provocada por señales aprendidas, más que por deficiencias nutricionales o energéticas. Esto significa que pueden desaprenderse.
Aunque es difícil determinar con exactitud cuáles son dichas señales, es probable que tengan un trasfondo emocional.
Según los expertos, la raíz del problema reside en el subconsciente. Por lo general, es el miedo a algo: a no ser digno(a) de amor, a no ser digno(a) en general, a no ser perfecto(a), a no tener el control.
Conoce más: La importancia de usar un enfoque intuitivo ante los antojos de comida
Para llegar a la raíz del deseo por la comida, algunos profesionales de la salud mental guían a sus pacientes para que sean curiosos y escuchen atentamente sus propios deseos. Esto también involucra reconocer que la idea de que la comida lo solucionará todo es una mentira.
La indagación nos permite conectar con nuestros sentimientos en lugar de alejarnos de ellos. Concretamente, no se trata de cambiar lo que hacemos, sino de observar lo que hacemos con suficiente consciencia, suficiente curiosidad y suficiente ternura para que las mentiras y las viejas decisiones en las que se basa la compulsión se hagan evidentes y desaparezcan.
En lugar de forzar un cambio superficial, como cambiar una galleta por un pastel de arroz, los expertos animan a afrontar la verdadera razón por la que recurren a la comida como fuente de consuelo.
Una vez enfrentada, la fijación con la comida se vuelve mucho menos poderosa.
Entonces, cuando dejes de creer que comer te salvará la vida cuando te sientas agotado(a), abrumado(a) o solo(a), dejarás de hacerlo. Cuando creas en ti mismo(a) más que en la comida, dejarás de usarla como si fuera tu única oportunidad de no desmoronarte.
Fuente: Healthline