La luz del sol no sólo ilumina el entorno, también actúa directamente sobre el cerebro. Exponerse a la luz natural regula funciones hormonales y cerebrales que afectan el ánimo, la energÃa y el sueño.
Cuando los dÃas se vuelven más cortos o pasamos mucho tiempo en interiores, es común notar cansancio o tristeza, precisamente porque el cuerpo recibe menos estimulación lumÃnica.
Regulación del reloj biológico
El cuerpo humano sigue un ritmo interno llamado ciclo circadiano, que controla cuándo dormimos, comemos y estamos más activos. La luz solar ayuda a sincronizar este reloj interno, indicando al cerebro cuándo liberar hormonas que nos mantienen despiertos o relajados.
Sin luz suficiente, ese ritmo se desajusta, lo que puede alterar el sueño y el estado de ánimo.
Influencia sobre la serotonina y la melatonina
La luz natural estimula la producción de serotonina, un neurotransmisor relacionado con la felicidad y la calma. Cuanta más exposición diurna tengamos, más serotonina produce el cerebro, lo que mejora el bienestar emocional y reduce la ansiedad.
Por otro lado, la falta de luz promueve la liberación de melatonina, la hormona del sueño, generando somnolencia y falta de motivación durante el dÃa.
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Efecto sobre la vitamina D y el bienestar general
La exposición solar moderada permite que el cuerpo produzca vitamina D, esencial para la salud ósea, el sistema inmunitario y el equilibrio emocional. Los niveles bajos de esta vitamina se asocian con mayor riesgo de depresión y fatiga.
Salir al aire libre, especialmente por la mañana, puede ser una forma natural y sencilla de mejorar el estado de ánimo.
Buscar momentos para recibir luz natural, aunque sea unos minutos al dÃa, puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes y en tu energÃa diaria. ¡Hazlo parte de tu rutina, tu salud lo agradecerá!
Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos







