Una simple llamada telefónica a una enfermera o una cita con un proveedor de atención médica pueden ayudar a tranquilizarte si algo no parece estar bien. Sin embargo, debes buscar atención médica inmediata si tu hijo(a) experimenta lo siguiente:
- Fiebre elevada o persistente
- Cualquier problema respiratorio, como respiración rápida, complicada o ruidosa desde el pecho.
- Dolor persistente, como dolor de oído, dolor de garganta, dolor de cabeza intenso o dolor de estómago.
- Secreción ocular espesa, que hace que se cierren los párpados y no mejora durante el día.
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Además, es posible que el médico deba revisar a tu hijo(a) por:
- Vómitos o diarrea frecuentes
- No retener suficiente líquido para orinar al menos una vez cada seis u ocho horas
- Deshidratación (la deshidratación grave debe tratarse en una sala de urgencias)
- Vómito o diarrea que contiene sangre
- La rigidez del cuello, la falta extrema de energía o la enfermedad parecen empeorar (en lugar de permanecer igual) durante más de cuatro o cinco días.
- Exposición a una enfermedad contagiosa, como mononucleosis infecciosa, influenza, varicela o COVID-19.
- Enfermedad después de viajar recientemente fuera del país.
- Problemas urinarios, que pueden indicar una infección o, en ocasiones, diabetes.
Fuente: Very Well Health