La postura corporal no solo influye en la salud musculoesquelética, también tiene un impacto directo en cómo funciona el sistema digestivo. Mantener una postura adecuada favorece que los órganos del aparato digestivo trabajen sin presión ni restricciones, lo que mejora el tránsito intestinal y reduce molestias.

Postura y funcionamiento digestivo

Cuando una persona se encorva o permanece mucho tiempo sentada con la espalda doblada, los órganos abdominales se comprimen y esto puede dificultar la digestión, provocar reflujo o sensación de pesadez.

Por el contrario, sentarse erguido con la espalda recta permite que el estómago e intestinos tengan suficiente espacio para cumplir sus funciones de manera eficiente.

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Hábitos posturales que benefician la digestión

Adoptar posturas correctas después de las comidas puede marcar la diferencia. Caminar suavemente o permanecer sentado con la espalda recta ayuda a evitar la acidez y favorece la absorción de nutrientes.

En cambio, recostarse justo después de comer incrementa la posibilidad de reflujo o malestar estomacal.

Cuidar la postura en las actividades diarias no solo previene dolores musculares, también es una estrategia sencilla para mejorar la digestión y promover el bienestar general.

 

Fuente: Mayo Clinic