Los hisopos de algodón son comúnmente utilizados para limpiar los oídos, pero su uso no es tan seguro como parece. Aunque pueden dar una sensación de limpieza, en realidad podrían causar más daño que beneficio, especialmente si se introducen en el canal auditivo.

El riesgo de empujar la cera

Una de las principales razones por las que los médicos desaconsejan el uso de hisopos es que, en lugar de eliminar la cera, tienden a empujarla hacia el fondo del canal auditivo. Esto puede provocar:

  • Acumulación de cerumen.
  • Sensación de oído tapado.
  • Disminución de la audición.
  • Posible formación de tapones que requieren atención médica.

Posibles lesiones

Introducir un hisopo de forma profunda o con fuerza puede dañar las delicadas estructuras del oído. Esto incluye rasguños en el canal auditivo, infecciones, e incluso perforación del tímpano, una lesión que puede generar dolor intenso, sangrado y pérdida auditiva temporal o permanente.

La cera tiene una función protectora

Aunque a veces se percibe como “sucia”, la cera es una barrera natural que protege el oído contra bacterias, polvo e irritantes externos. Además, el oído tiene su propio mecanismo de limpieza: al hablar, masticar o mover la mandíbula, la cera se desplaza gradualmente hacia afuera, donde se puede limpiar con un pañuelo o toalla húmeda.

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¿Cómo limpiar los oídos de forma segura?

Los expertos recomiendan:

  • No introducir objetos en el canal auditivo.
  • Limpiar únicamente la parte externa del oído con una toalla suave.
  • Consultar a un profesional de salud si se siente molestia, picazón o taponamiento persistente.

Aunque parezcan inofensivos, los hisopos pueden representar un riesgo evitable. Cuidar tus oídos con métodos adecuados ayuda a prevenir lesiones y mantener una audición saludable a lo largo del tiempo.

 

Fuente: Mayo Clinic