Aunque los cortes o heridas pequeñas parezcan insignificantes, pueden convertirse en una puerta de entrada para bacterias, y causar infecciones si no se atienden de forma adecuada. Con simples cuidados en casa es posible favorecer la cicatrización y reducir riesgos.

Limpieza inmediata

Ante una herida, lavar la zona con agua limpia y jabón neutro es el primer paso para eliminar suciedad y reducir la posibilidad de infección. Evita usar alcohol directamente, ya que puede irritar los tejidos.

Desinfección y protección

Después de limpiar, es recomendable aplicar un antiséptico suave y cubrir con una gasa o curita limpia. Mantener la herida protegida evita el contacto con bacterias y reduce el riesgo de contaminación.

Cambio de apósitos

La cobertura de la herida debe cambiarse al menos una vez al día o cuando se humedezca. Un cuidado constante ayuda a mantener la zona limpia y a favorecer una cicatrización más rápida y segura.

Observa señales de alarma

Enrojecimiento, dolor intenso, secreción amarillenta o fiebre pueden indicar infección. Si aparecen estos síntomas, es importante acudir a un profesional de la salud para recibir el tratamiento adecuado.

Conoce más: 5 materiales indispensables en un botiquín de primeros auxilios

Cuidar una herida pequeña puede marcar la diferencia entre una cicatrización rápida y una complicación mayor. No lo subestimes: con atención oportuna puedes proteger tu salud y prevenir infecciones. ¡Tu bienestar lo merece!

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos