Alrededor de la mitad de la población tendrá algún día un problema de várices o venas varicosas.
La mayoría de las venas varicosas aparecen en las piernas debido a la presión del peso corporal, la fuerza de gravedad y la tarea de llevar sangre desde la parte inferior del cuerpo hasta el corazón.
En los casos leves, los cambios en el estilo de vida, como hacer ejercicio, levantar las piernas cuando descanses, usar medias de compresión y perder peso, pueden ayudar. Pero cuando los síntomas son graves y necesitas prevenir complicaciones o simplemente deseas mejorar tu apariencia, puede ser el momento de considerar un procedimiento médico para deshacerse del problema.
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Habla con tu médico de inmediato si:
- Una vena varicosa se inflama, se pone roja, muy sensible o cálida al tacto.
- Desarrollas llagas o una erupción en la pierna o cerca del tobillo.
- La piel de tu pantorrilla y tobillo se engrosa y cambia de color.
- Una vena varicosa sangra.
- Los síntomas se están interponiendo en el camino de la vida cotidiana.
- Empiezas a experimentar cualquier tipo de dolor.
Las opciones incluyen terapia con láser, inyectar la vena con un químico que hace que se colapse y diferentes tipos de cirugía, que generalmente se reservan para venas varicosas muy grandes. Solo ten en cuenta que si bien el tratamiento puede ayudar con las varices existentes, no puede evitar que se formen otras nuevas.
Fuente: Health Day News