Diversos estudios alrededor del mundo han demostrado que escuchar música a un volumen alto daña de forma considerable la audición, por este motivo, es importante conocer los riesgos que implica esta práctica, para prevenir problemas a futuro.

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Los autores de una investigación publicada en la revista ‘Proocedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS), reconocen que subir el volumen de la música cuando se escucha a través de auriculares, puede suponer un daño similar al que provocaría estar cerca del motor de un jet en funcionamiento.

En concreto, observaron que incrementar el volumen de los auriculares o escuchar ruidos altos daña la capa que recubre las células nerviosas que se encargan de transmitir las señales de sonido al cerebro, la mielina, lo que puede causar sordera temporal o permanente, en caso de exposición repetida.

Los científicos descubrieron que la exposición a sonidos altos, por ejemplo de más de 110 decibelios, puede destruir este recubrimiento e interrumpir la llegada de la información al cerebro, cuando a nivel medio, un aparato de MP3 alcanza entre 85 y 90 decibeles.

La doctora Martine Hamann, quien dirigió la investigación, ha reconocido que en cerca de la mitad de las células analizadas se observó que la cubierta del nervio auditivo se había perdido, «casi como si se hubiera arrancado el cable eléctrico que une al amplificador con el altavoz”. Sin embargo, según ha explicado la doctora Hamann. “El efecto es reversible y después de tres meses el oído logra recuperarse igual que la capa que cubre el nervio auditivo».

La importancia de la prevención

En otro estudio, realizado en Bélgica y publicado en la revista PLoS ONE, la audióloga clínica del Hospital Universitario de Amberes (Bélgica), Annick Gilles, junto a su equipo, entrevistaron a 4,000 estudiantes de enseñanza secundaria a los que pidieron que respondieran un cuestionario sobre si alguna vez habían sufrido algún zumbido auditivo a causa de la música a volumen alto, así como sobre lo que sentían cuando escuchaban ruidos fuertes y las medidas que empleaban para proteger sus oídos.

De esta forma, los expertos comprobaron que 3 de cada 4 niños tenían zumbidos temporales y 1 de cada 5 permanentes. En este sentido, sólo el 5% reconoció que había usado algún tipo de protección para los oídos contra el ruido fuerte.

Según comenta el experto de la Universidad Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos), Josef Shargorodsky,“muchos de los adolescentes que han participado en este estudio probablemente también han tenido una pérdida auditiva asociada, lo que realmente agrava el problema de la audición». Además, el especialista ha señalado la posibilidad de que los zumbidos sean una señal de advertencia sobre una futura pérdida de audición.