En ocasiones, consumimos cosméticos, pegamentos, pinturas y productos de limpieza sin tomar en cuenta su impacto en el medio ambiente. Si, aunque no lo creas, la contaminación urbana no se debe sólo a los automóviles, la basura o al aire acondicionado, también procede de lo que consumimos de forma habitual en el hogar.

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A decir de científicos de la Universidad de Colorado en Boulder, este tipo de productos constituyen la mitad de los factores contaminantes del aire urbano. Sin olvidar que todos los productos de uso doméstico, generalmente derivados del petróleo, pueden emitir compuestos orgánicos volátiles perjudiciales para la salud.

Entonces ¿cómo saber qué comprar?

1. Evita todos aquellos productos que en su empaque digan “venenosos”, “corrosivos” o “inflamables”. Ningún producto que tenga estas características puede ser saludable.

2. Compra productos concentrados. Rinden más al diluirse y contaminan poco al emplear menos envases de plástico.

3. Evita comprar productos que contengan fragancias artificiales. Aunque generen una sensación de limpieza, las sustancias que se usan para lograr el aroma irritan las vías respiratorias.

4. Evita usar aromatizantes. Estos están hechos con fragancias artificiales que adormecen tu sentido del olfato. Opta mejor por flores, plantas que limpian el ambiente, velas o aceites esenciales.

5. De acuerdo con Ciceana (Centro de Información y Comunicación Ambiental de Norte América), estos son los aspectos que, en general, debes tomar en cuenta al consumir productos de limpieza:

  • Biodegradabilidad. Según expertos, un producto de limpieza se considera “biodegradable” si el tensoactivo —sustancia que provoca daños a la vida acuática— abandona un 90% de su propiedad de disminuir la tensión superficial del agua 28 días después de ser vertido a ésta.
  • Eutrofización. Los detergentes convencionales utilizan ciertas sustancias para mejorar su eficacia, las cuales también funcionan como fertilizante de algas. Cuando hay una sobrepoblación de algas, se agota el oxígeno en el agua, provocando daños en la fauna acuática.
  • Blanqueadores. Usualmente contienen cloro u oxígeno. El cloro provoca diversos daños a la salud, como disfunciones hormonales, malformaciones en el feto y cáncer. Debido a que estas sustancias no se pueden metabolizar, se acumulan en los tejidos de los seres vivos.
  • Antibacteriales. Muchos detergentes convencionales contienen antibacteriales. Si bien no tienen gran utilidad práctica, sí provocan problemas a la vida bacteriana acuática.

 

Vía: Notimex/ Fundación UNAM