Al día de hoy 6 de julio, se han registrado casi 2.9 millones de casos confirmados de COVID-19 tan solo en Estados Unidos, según la Universidad Johns Hopkins. De ellos, 906,763 —cerca del 31%— están listados como «recuperados». No obstante, la recuperación no es la misma para todos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que el tiempo promedio de recuperación es de hasta dos semanas para aquellos con casos leves, mientras que aquellos con casos más graves pueden demorar hasta seis semanas para que los síntomas se resuelvan.

Pero algunas personas dicen que continúan experimentando síntomas meses después de la infección. En las visitas al médico y en los grupos de redes sociales, un número creciente de pacientes reportan síntomas persistentes que van desde problemas leves, como la pérdida continua del gusto y el olfato, hasta problemas más graves, como palpitaciones cardíacas, dolor en el pecho, falta de aliento, fatiga extrema, dificultades cognitivas o fiebres recurrentes. Se desconoce si estos síntomas finalmente se resuelven o si indican un daño permanente por el virus.

«Han pasado solo seis meses desde que se detectó el virus en China, por lo que nadie puede decir con certeza si se trata de complicaciones a corto o largo plazo», dijo el doctor Samer Kottiech, cardiólogo de Nueva York quien estima que el 90% de sus pacientes que ingresan después de las infecciones con COVID-19 experimentan síntomas prolongados.

Kottiech se infectó en marzo, y dijo que tampoco se ha recuperado por completo.

«El mayor problema es que mi capacidad pulmonar todavía está un poco disminuida», comentó. «Solía ​​ser muy activo. Ahora no siento que pueda hacer ejercicio como lo hacía antes».

Con pocos datos para continuar, es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre lo que les está sucediendo a aquellos con problemas persistentes, señaló el doctor Avindra Nath, jefe de neurología clínica en el Instituto de Trastornos Neurológicos y Eventos Cerebrovasculares, parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.

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El experto cree que podrían estar ocurriendo varias cosas: el paciente podría tener una afección subyacente, como una enfermedad cardíaca o diabetes, que no sabían que existía antes de la infección; el virus, o la respuesta del sistema inmunitario del cuerpo, podría estar causando un nuevo daño; o, el paciente podría estar experimentando algo llamado síndrome de fatiga posviral, una condición reportada en algunos pacientes infectados con otros coronavirus, como el SARS y el MERS.

«Lo que sabemos de estas otras infecciones virales es que pueden causar problemas que duran años», advirtió Nath.

Nath se está preparando para inscribir pacientes en un estudio que investigará lo que está sucediendo en el sistema inmunitario de las personas que no se recuperan completamente del COVID-19.

«Hay alguna anormalidad en el sistema inmune que lo está causando», comentó. «Queremos descubrir cuáles son esas anormalidades. Una vez que descubramos eso, tendremos la posibilidad de tratarlas».

A diferencia de tratar de desentrañar lo que ha sucedido con el sistema inmunitario de los pacientes que se han sentido enfermos durante años, Nath subrayó lo siguiente: «Ahora tenemos una excelente oportunidad, porque sabemos lo que tenían estos pacientes y exactamente cuándo lo tuvieron. Aunque es bastante temprano en el curso de la enfermedad, podemos aprender mucho sobre cómo y por qué se producen estos síntomas, lo que tendría amplias implicaciones para todas las personas con síndrome posviral».

No obstante, las personas con síntomas persistentes de COVID-19 no deberían asumir que permanecerán enfermas durante años, indicó Nath. «Quiero asegurarles a las personas que todavía hay tiempo para que mejoren. Incluso si solo están mejorando gradualmente, si lo están haciendo, probablemente continuarán haciéndolo».

 

Vía: Health Day News