El azúcar es una fuente rápida de energía, pero su consumo excesivo puede generar altibajos que afectan el rendimiento diario. Cuando ingerimos alimentos con alto contenido de azúcares simples, la glucosa en sangre se eleva de manera brusca, lo que produce un aumento de energía momentáneo.

Sin embargo, este pico suele ir seguido de una caída rápida que provoca cansancio, somnolencia y dificultad para concentrarse.

Energía rápida vs. fatiga posterior

El cuerpo convierte el azúcar en glucosa, la cual se usa como combustible inmediato. Esto explica la sensación de “energía instantánea” tras consumir dulces o bebidas azucaradas.

El problema surge porque estos alimentos carecen de fibra y nutrientes que estabilicen los niveles de glucosa, provocando bajones energéticos poco tiempo después. En contraste, elegir carbohidratos complejos como frutas, granos integrales y legumbres ayuda a mantener niveles de energía más estables.

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Consecuencias en la salud y productividad

El consumo constante de azúcar en exceso no solo interfiere en el rendimiento diario, también se asocia con mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

Además, los altibajos energéticos afectan la productividad en el trabajo o los estudios, ya que generan fatiga y necesidad de ingerir más azúcar para “compensar”, creando un círculo poco saludable.

Optar por fuentes de energía más equilibradas, como proteínas, grasas saludables y carbohidratos de absorción lenta, puede marcar la diferencia en cómo nos sentimos a lo largo del día. Una dieta con menos azúcar y más alimentos integrales contribuye a un mejor rendimiento físico y mental.

 

Fuente: Mayo Clinic