Una dieta que facilita la pérdida de peso debe ser nutricionalmente completa, asequible, apropiada, culturalmente aceptable, placentera y sostenible.

Una dieta equilibrada se compone principalmente de alimentos integrales mínimamente procesados, sobre todo de frutas y verduras, así como de alimentos integrales ricos en nutrientes como cereales integrales, legumbres, pescado, pollo, huevos, frutos secos y semillas.

Estos alimentos deben constituir la mayor parte de tu dieta, dejando espacio para los caprichos. Sin embargo, es importante que te asegures de mantener un déficit calórico, ya que promueve la pérdida de grasa.

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Reducir el consumo de alimentos bajos en nutrientes y ricos en calorías e incrementar la actividad física puede ayudarte a crear un déficit calórico sin necesidad de seguir una dieta estricta, que por lo general es demasiado restrictiva y puede llevar a una relación poco saludable con la comida.

De hecho, los estudios muestran que, aunque las dietas muy bajas en calorías que solo aportan 1,000 o 1,200 calorías por día pueden resultar en una rápida pérdida de peso, las personas tienden a recuperar rápidamente esos kilos perdidos una vez que regresan a sus hábitos alimentarios normales.

 

Fuente: Healthline