Los macronutrientes —carbohidratos, proteínas y grasas— son la base de la alimentación y cumplen funciones vitales en el organismo. Mantener un equilibrio adecuado entre ellos es esencial para tener energía, mantener el peso saludable y favorecer el buen funcionamiento del cuerpo.

Carbohidratos: la principal fuente de energía

Los carbohidratos son necesarios para alimentar el cerebro y los músculos. Se encuentran en frutas, verduras, granos y legumbres. Elegir carbohidratos complejos como avena, arroz integral o camote aporta energía sostenida y evita los picos de glucosa que pueden provocar fatiga.

Proteínas: construcción y reparación

Las proteínas son fundamentales para formar y reparar tejidos, producir hormonas y mantener el sistema inmunológico fuerte. Están presentes en carnes magras, huevos, legumbres, lácteos, soya y frutos secos. Una ingesta adecuada ayuda a conservar la masa muscular y controlar el apetito.

Grasas saludables: más que energía

Las grasas no deben eliminarse de la dieta. Las grasas insaturadas, presentes en el aguacate, aceite de oliva, pescados grasos y semillas, protegen el corazón, favorecen la absorción de vitaminas y participan en la producción de hormonas. Evitar el exceso de grasas saturadas y trans es clave para mantener el equilibrio.

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¿Por qué es importante el balance?

Un desequilibrio en los macronutrientes puede afectar el metabolismo, provocar aumento de peso, pérdida de masa muscular o falta de energía. Una distribución adecuada según las necesidades de cada persona mejora el rendimiento físico y mental, y contribuye a una salud integral.

Consultar con un profesional de la nutrición permite ajustar las proporciones de macronutrientes según la edad, nivel de actividad y objetivos personales. Así, tu alimentación será realmente una herramienta para cuidar tu bienestar.

 

Fuente: Academy of Nutrition and Dietetics