Existen dos tipos de hierro en los alimentos: el hierro hemo (de origen animal) se absorbe bien, mientras que el hierro no hemo (de origen vegetal y de algunos alimentos de origen animal) se absorbe con menor eficacia.
En personas sin problemas de absorción, el hierro hemo se absorbe a una tasa de entre el 15% y el 35%, en comparación con menos del 10% para el hierro no hemo.
Las espinacas contienen hierro no hemo, pero su alto contenido en ácido oxálico dificulta su absorción, lo que hace que gran parte de su hierro sea inutilizable.
Se necesitaría consumir una gran cantidad de espinacas para igualar la cantidad de hierro absorbible de una porción de carne roja, la cual se absorbe hasta 10 veces mejor.
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La carne roja es rica en hierro hemo, pero también contiene grasas saturadas. Su consumo excesivo puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas a largo plazo. Otros compuestos, como los fitatos (presentes en cereales, frutos secos y legumbres), los polifenoles (presentes en el té, el café, el cacao y el vino tinto) y el calcio, también pueden bloquear la absorción de hierro.
Consumir café, té o lácteos cerca de las comidas también puede reducir la cantidad de hierro que absorbe el cuerpo.
Comer alimentos ricos en vitamina C (como cítricos, tomates o pimientos) junto con hierro de origen vegetal puede aumentar significativamente su absorción.
A pesar de sus limitaciones en la absorción, las espinacas siguen siendo una valiosa fuente de fibra, proteínas, vitaminas y minerales.
Fuente: Very Well Health







