Trabajar en turnos nocturnos puede alterar el ritmo natural del cuerpo, afectando tanto el metabolismo como la digestión. Comer saludable puede marcar la diferencia en la energía, el descanso y la salud general de quienes tienen este tipo de jornada.

1. Establece horarios fijos de comida

Aunque los horarios cambian, es importante mantener una rutina alimentaria. Establecer tres comidas principales y uno o dos refrigerios permite evitar el ayuno prolongado o los atracones. Esto también ayuda a mantener estables los niveles de glucosa y energía.

2. Prioriza alimentos de fácil digestión durante la noche

Durante la madrugada, el sistema digestivo funciona más lento. Optar por comidas ligeras, como vegetales cocidos, proteínas magras y cereales integrales, favorece una mejor digestión y evita malestares estomacales.

3. Evita la cafeína y azúcares simples cerca del final del turno

El exceso de café o bebidas azucaradas puede alterar el sueño posterior al trabajo. Es preferible consumir estas bebidas al inicio del turno y evitarlas al menos cuatro horas antes de dormir.

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4. Hidrátate correctamente

Trabajar de noche puede llevar a olvidar la hidratación. Beber suficiente agua ayuda a mantener la concentración, regula la temperatura corporal y mejora el funcionamiento renal, especialmente si se consume sal en exceso durante el turno.

5. Planea una comida balanceada antes de dormir

Aunque no se recomienda una cena abundante antes del descanso, una colación ligera rica en triptófano —como yogur natural o plátano— puede favorecer un mejor sueño, al ayudar en la producción de melatonina.

Una planificación alimentaria adecuada puede reducir los efectos negativos del trabajo nocturno sobre la salud, favorecer la concentración y mantener un metabolismo estable pese a los horarios atípicos. ¡Opta por comer saludable!

 

Fuente: NIH