Varios estudios realizados durante la última década han demostrado que comer tarde podría dificultar la pérdida de peso. Un estudio reciente concretado en Estados Unidos buscó comprobar si esto era cierto y, todavía más importante, observar qué cambios se producen en el cuerpo para confirmarlo.
El trabajo evaluó a 16 adultos jóvenes con sobrepeso u obesidad, quienes aceptaron participar en un experimento que duró varios meses. Durante la investigación, se controlaron sus comidas y su actividad física.
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De esta forma, descubrieron que comer tarde incrementó considerablemente el hambre, redujo los niveles de la hormona que reduce el apetito (leptina), aumentó la cantidad de grasa almacenada y disminuyó la cantidad de grasa quemada, a lo largo de las 24 horas del día. Concretamente, comer tarde modificó la actividad de los genes que controlan la quema y el almacenamiento de grasa. Por lo tanto, esta nueva investigación confirmó los hallazgos de estudios previos que indicaban que comer tarde fomentaba el aumento de peso, y también demostró por qué.
Aunque este fue un trabajo pequeño y debe ser confirmado por otros científicos, los expertos recomiendan probar un programa de dos comidas copiosas al día con colaciones saludables entre ellas, o al menos que la última de tus tres comidas fuertes del día termine antes de las 5 p.m. y, por mucho, consumas un postre, tentempié o colación saludable (a manera de cena) al menos una hora antes de ir a dormir, ya que los resultados podrían sorprenderte.
Fuente: Harvard Medical School