Los ácidos grasos omega-3 son grasas esenciales que el cuerpo no puede producir por sí mismo. Estos nutrientes tienen un papel clave en muchas funciones del organismo, y uno de los más importantes es su impacto positivo en el cerebro.

1. Mejoran la memoria y el rendimiento cognitivo

Los omega-3, en especial el DHA, forman parte de las membranas celulares del cerebro. Su presencia adecuada favorece la comunicación entre neuronas, lo que se asocia con una mejor memoria, atención y capacidad de aprendizaje.

2. Protegen contra el deterioro cognitivo

Diversos estudios han encontrado que una ingesta adecuada de omega-3 puede reducir el riesgo de deterioro mental asociado a la edad, incluyendo enfermedades como el Alzheimer. Su acción antiinflamatoria protege las células cerebrales del daño progresivo.

Conoce más: Leer a diario, ¿retrasa el deterioro cognitivo a medida que envejecemos?

3. Apoyan la salud mental

Los omega-3 participan en la regulación de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, lo que puede influir en el estado de ánimo. Su consumo regular se ha relacionado con menores niveles de ansiedad y síntomas de depresión.

4. Favorecen el desarrollo cerebral en etapas clave

Durante el embarazo y la infancia, los omega-3 son esenciales para el desarrollo adecuado del cerebro y del sistema nervioso. Por eso, se recomienda incluir fuentes como pescado azul o suplementos bajo supervisión médica en estas etapas.

5. Reducen la inflamación cerebral

El EPA y el DHA, dos tipos de omega-3, tienen propiedades antiinflamatorias que ayudan a proteger el tejido cerebral de procesos inflamatorios crónicos, asociados con diversas enfermedades neurológicas.

Consumir regularmente fuentes de omega-3 como pescados grasos (salmón, sardinas, caballa), nueces, semillas de chía y linaza puede ser una estrategia efectiva para cuidar la salud cerebral a corto y largo plazo.

 

Fuente: Harvard Health Publishing