Los datos combinados de 32 estudios de todo el mundo sugieren que los niños menores de 10 años tienen muchas menos probabilidades de infectarse con el SARS-CoV-2 en comparación con los adultos, teniendo los mismos contactos diarios, así lo reveló un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics.

El riesgo de los niños parece aumentar con la edad: entre los adolescentes y los adolescentes mayores, el riesgo de infección comienza a acercarse al de los adultos, dijeron los investigadores británicos dirigidos por Russell Viner, del Instituto de Salud Infantil del University College de Londres.

En general, «los niños y adolescentes menores de 20 años tenían un 44% menos de probabilidades de contraer una infección secundaria con el SARS-CoV-2 en comparación con los adultos de 20 años o más», reportaron los expertos.

La mayor parte de la reducción del riesgo de infección se concentró en los niños menores de 10 años, enfatizó el grupo de Viner.

En los estudios participaron casi 42,000 niños y adolescentes, y casi 269,000 adultos.

Los resultados fueron especialmente sorprendentes cuando el grupo de Viner observó los estudios realizados dentro de los hogares. En estas situaciones, todos, tanto niños como adultos, «podría suponerse que reciben una exposición similar a la infección de los casos índice», indicaron los investigadores.

En estudios realizado en hogares, si alguien ya estaba infectado, los niños menores de 12 años tenían un 59% menos de probabilidades de infectarse con el nuevo coronavirus en comparación con los adultos.

Los investigadores también hallaron poca evidencia de que los niños fueran buenos transmisores del virus en entornos grupales.

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Tres estudios que incluyeron el rastreo de contactos dentro de escuelas en Australia, Irlanda y Singapur, encontraron poca evidencia de que los niños transmitieran el SARS-CoV-2 a los adultos.

«Los datos de un gran estudio de rastreo de contactos en escuelas australianas sugieren que, a nivel de población, los niños y adolescentes podrían desempeñar sólo un papel limitado en la transmisión del virus», informaron los investigadores. «Otros estudios muy pequeños en Irlanda y Singapur han encontrado un bajo número de casos secundarios como resultado de niños infectados que asisten a la escuela».

Sin embargo, todavía no hay suficientes datos correctos sobre la transmisión de niño a adulto para sacar conclusiones firmes, enfatizó el equipo de Viner. «Seguimos en una etapa temprana de la pandemia de COVID-19 y los datos continúan evolucionando», dijeron los autores.

Por su parte, los doctores Saul Faust y Alasdair Munro, del Centro de Investigación Clínica de Southampton, parte del Instituto Nacional de Investigación en Salud de Gran Bretaña, coescribieron un editorial comentando los nuevos hallazgos.

Faust y Munro coincidieron en que los nuevos datos «sugieren que los niños pequeños en particular [de menos de 12 a 14 años] tienen menos de la mitad de probabilidades de contraer la infección por el SARS-CoV-2 que los adultos, tomando como base una exposición equivalente o muy similar».

Los niños también parecen jugar un papel menor en la transmisión del virus dentro de las escuelas. Nuevamente, los datos de Inglaterra hallaron que «de 30 brotes (que consisten en 2 o más casos), 22 involucraron solo la transmisión de personal a personal o de personal a alumno», según los expertos.

Faust y Munro también mencionaron datos sobre pruebas de anticuerpos en sangre, que muestran que los niños tienen aproximadamente la misma prevalencia de infección que los ancianos, aunque es probable que los niños hayan tenido mucha más exposición diaria al SARS-CoV-2 que sus abuelos durante la pandemia.

Por supuesto, todos estos datos son cruciales para las decisiones sobre la reapertura de escuelas, subrayaron Faust y Munro. Esas decisiones siempre deben basarse en la ciencia, no en la política, agregaron.

«La generación actual de niños es demasiado importante para ser utilizada como fútbol político, y todos los líderes tienen la responsabilidad de centrarse en el bienestar y el futuro a largo plazo de los niños y jóvenes», concluyeron los editorialistas.

 

Vía: Health Day News