Para muchos, conducir de noche es mucho mejor que hacerlo durante el día porque viajan más relajados, evitando el ruido y la carga vehicular de las horas pico; sin embargo, durante estas horas aumenta considerablemente el riesgo de sufrir un accidente.

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Según estadísticas del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes, 42% de los accidentes de tránsito ocurren durante la noche y la madrugada, especialmente entre las 4 y las 6 de la mañana que es el periodo en que baja nuestro nivel de alerta.

El problema principal es que durante la noche aumentan los niveles de sueño y cansancio, sobre todo después de la media noche, y se agudiza esta situación si se ha conducido por un largo periodo de tiempo o por la monotonía del camino.

Otro factor que aumenta el riesgo es que muchas personas no ven bien de noche o con poca luz, porque a los ojos les toma tiempo acostumbrarse a ver con poca iluminación, provocando que los peligros del camino no se alcancen a distinguir tan fácilmente como en el día y disminuyendo el tiempo de reacción.

Contrario a la oscuridad está la iluminación excesiva, provocada por las luces muy brillantes que pueden cegar a los automovilistas por un corto lapso de tiempo y requieren de cierto tiempo para recuperar la vista; incluso dos segundos de recuperación significan un grave peligro, pues a una velocidad de 88 Km/hr, un vehículo puede recorrer la mitad de un campo de futbol.

Algunas precauciones que las autoridades de seguridad vial recomiendan son:

  • Es de suma importancia evitar las distracciones al conducir; manejar de noche significa encontrar situaciones con luz reducida, por este motivo, el nivel de atención debe duplicarse.
  • Cuando alguien se aproxime de frente y tenga luces brillantes, evitar verlas directamente, en cambio, observar la línea derecha del camino.
  • Moderar la velocidad de conducción.
  • La salud visual es de gran relevancia para el conductor, por tanto, se recomienda realizarse revisiones oftalmológicas de manera periódica.