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genomica-iLuego de firmar un convenio de colaboración con 14 instituciones de salud de México, con el Instituto Broad del Instituto Tecnológico de Massachusetts y Harvard, el Instituto Carlos Slim para la Salud traerá a México tres tipos de chips capaces de diagnosticar diabetes, cáncer de mama y de cérvix.

Con una inversión superior a los 139 millones de pesos, estos dispositivos se encuentran actualmente en construcción y estarán listos durante los próximos dos años para probarse en la población mexicana.

Estos microchips ayudarán no sólo a diagnosticar estas enfermedades, sino también abonarán en la prevención y el tratamiento de estos tres padecimientos. Hasta hace unos años fue posible decodificar la secuencia de los 3 mil millones de pares de letras del genoma humano, sin embargo, esto trajo un gran problema a los investigadores dada la cantidad de la información.

Por ello, se inventó este dispositivo con miles de fragmentos de ADN que son usados para medir la actividad de los genes e identificar variaciones en la configuración genética de las personas, permitiendo lograr una práctica médica más exacta en prevención y tratamiento.

Esta es la primera etapa de desarrollo, pero el paso siguiente será construir otro chip diagnóstico que concentrará los aproximadamente 50 genes conocidos e involucrados con la diabetes.

“Esta base de información conocida por los investigadores será validada por ellos para poder pasar a la población en general con el propósito de que sirva como una herramienta en la política pública contra la diabetes”, aseguró en entrevista Roberto Tapia Conyer, director general de la Fundación Carlos Slim.

Una vez que se tenga este avance, Tapia Conyer precisó que van a patentar la metodología del descubrimiento y el chip diagnóstico que diseñarán en conjunto con el Instituto Broad no con un fin comercial “sino todo lo contrario: es poder tener la seguridad de asegurar que un conocimiento que costó la participación de investigadores, recursos tecnológicos y financieros tendrá una utilidad pública”, aseguró.

“Aunque existe un costo de producción no se convertirá en un producto manejado por una empresa. No pretendemos que tenga fines comerciales, sólo queremos que el conocimiento se cuide y se le dé todo el crédito a la intelectualidad aportada por los investigadores”, añadió el director de la Fundación Carlos Slim.

Cabe destacar que no todas las personas con diabetes generan variantes en los genes que identificará el chip, ya que algunos pudieron desarrollar esta enfermedad por su estilo de vida, falta de ejercicio, obesidad, entre otras condiciones de riesgo.

La Iniciativa Slim en Medicina Genómica también busca traer a México los recientes descubrimientos de dos genes nuevos —el MAPK1 y HLA-B— que se desconocía estaban involucrados en el cáncer de cérvix y que podrán aportar un mayor conocimiento y nuevas herramientas terapéuticas contra este mal.

El director de Soluciones Globales y coordinador de la Iniciativa en el Instituto Carlos Slim de la Salud, Miguel Betancourt Cravioto, explicó que anteriormente se habían reportado algunas mutaciones específicas, pero nunca se había hecho un estudio completo de todo el genoma.

Actualmente no existe ninguna terapia dirigida para el cáncer cérvico uterino, pero se ha descubierto que el gen ERBB2 -el mismo oncogén que frecuentemente presenta alteraciones en el cáncer de mama– tiene mutaciones en pacientes con cáncer cérvico uterino. Esto abre la posibilidad de que un grupo de pacientes pudiera ser tratado con el medicamento que se utiliza en el cáncer de mama.

Los nuevos hallazgos también permitieron hacer nuevos grupos, sobre todo en el cáncer de mama, que se asocia a genes ya conocidos como LPR2 y BRCA1. Pero a las mujeres que no se les caracterizaba ni con uno ni con otro ahora ya entran en un tercer grupo, lo cual es importante porque pueden ser susceptibles a tratamientos más específicos.

“En cáncer esto es muy importante porque es como una gripa. Cuando nos enfermamos nos dan un antibiótico, el más común, pero si la bacteria es resistente tenemos que pasar a un nuevo antibiótico. La diferencia es que este tipo de infecciones tiene mayor consecuencia, pero en el caso del cáncer son retrasos de seis o más meses, lo que puede producir la muerte o una gravedad mayor”, concluyó Betancourt.

Vía: El Economista