La leche materna es la principal fuente de alimento para los bebés menores de un año. Aunque suele sustituirse por otros productos lácteos, ninguno de ellos aporta los mismos nutrientes. Según especialistas, la lactancia materna brinda las cantidades adecuadas de carbohidratos, proteínas y grasa; al tiempo que proporciona proteínas digestivas, minerales, vitaminas y hormonas que los bebés necesitan.

Pero eso no es todo. De acuerdo con Ardythe Morrow, directora del Centro de Investigación Interdisciplinaria de la Leche y Lactancia Humanas, en Cincinnati, los azúcares de la leche materna (oligosacáridos) proporcionan defensas para combatir las bacterias malas, al tiempo que generan anticuerpos para evitar infecciones.

Por ello, la presencia de ciertas enfermedades se ha asociado con la carencia de bacterias buenas, que favorecen el equilibrio de la microbiota intestinal, así como por una deficiente lactancia materna. Algunas de ellas son:

  • Alergias.
  • Infecciones del oído.
  • Gases, diarrea y estreñimiento.
  • Enfermedades de la piel.
  • Infecciones estomacales o intestinales.
  • Asma en la niñez y diabetes tipo 1 y 2.
  • Enfermedades respiratorias, como la neumonía y la bronquiolitis.

A decir del gastroenterólogo pediatra Pedro Alarcón, los oligosacáridos presentes en la leche materna son conocidos como HMO (por sus siglas en inglés), y no se absorben en el intestino. «Pasan al colon y son comida en la flora intestinal. Producen grasas que también alimentan las células del colon, pasan a la sangre y crean defensas inmunológicas», dijo.

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Recuerda que la lactancia materna también te brinda beneficios como madre. Además de establecer un vínculo más fuerte con tu bebé, te ayudará a perder peso y disminuirá el riesgo de ciertas enfermedades, como osteoporosis, males del corazón y obesidad.

 

Vía: Notimex/ Medline Plus