El uso del cuello protector de plomo en las mamografías no es una práctica masiva entre las pacientes, tanto por desconocimiento como porque los centros médicos no los entregan al momento de la evaluación. Sin embargo, tras la aparición del objeto en el programa de televisión “Doctor Oz” donde además se trató una posible vinculación entre la radiación y el cáncer de mama, comenzó a generarse un gran revuelo por los estudios que afirman o rechazan la relación.

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Sin embargo, las sospechas aparecieron un tiempo antes en un estudio del Brighton & Sussex Medical School de Inglaterra en 2010. De la investigación se desprendió que los antecedentes de las personas con cáncer de tiroides dan cuenta de una exposición a radiación frecuente en algún momento de sus vidas, sobre todo en la infancia. Esta relación es avalada por la Asociación Americana de Tiroides (ATA).

El estudio, no obstante, no establece un lazo directo entre la enfermedad y el examen sino que sólo lo consigna como un antecedente.

En la misma línea, de acuerdo al American College of Radiology (Colegio Americano de Radiología) y la Society of Breast Imaging (Sociedad de Diagnóstico por Imágenes del Seno), no se han encontrado evidencias claras de una relación entre el cáncer de tiroides y la mamografía.

De acuerdo a estos organismos, la cantidad de radiación durante el examen llega a los 0,0005 miligrrays, unidad de medida de la dosis absorbida, que no implican peligro. Además, las mamografías comienzan a ser aplicadas en mujeres mayores de cuarenta años, quienes tienen un menor riesgo de contraer la enfermedad.

Un dato muy relevante entregado por un artículo del American Journal of Roentgenology, es que el peligro de contraer un cáncer de tiroides como consecuencia de este examen anual entre los cuarenta y ochenta años, corresponde a 1 entre 17,8 millones de casos, en tanto el diagnóstico de cáncer de mama se da en uno de ocho, por lo que no se puede omitir el acceso a una detección temprana de un posible cáncer, por el temor a las consecuencias de la radiación.

Así, el uso de cuello protector es una vía de prevención que impediría la llegada directa de la radiación sobre la piel, reduciendo la mínima posibilidad de una consecuencia negativa.