Las manchas en los dientes –que van desde un color blanquecino hasta un café oscuro– y que puede observarse hasta la pérdida del esmalte dentario, es un problema que se conoce como fluorosis dental, que ocurre debido a una excesiva ingesta de fluoruro.
Y es que, si bien, el flúor tiene un efecto preventivo sobre la caries dental, también es capaz de producir esta alteración dental.
Aun cuando el consumo mínimo de fluoruro no está totalmente determinado, de acuerdo con el artículo “Consumo de agua potable y su posible contribución al incremento de fluorosis dental”, es fundamental controlar su ingesta para evitar desarrollar de este padecimiento.
Los niños se encuentran expuestos a varias fuentes de fluoruro –como la fluoruración de la sal, dentríficos, alimentos y bebidas elaboradas con agua fluorada, por ejemplo–, el agua potable representa una de las principales.
La carencia de este líquido con una calidad adecuada es en la actualidad un problema mundial; la urbanización desordenada ha llevado a un aumento de su contaminación, donde México no es la excepción.
Ya en la década de los 90 las autoridades sanitarias determinaron agregarle más cloro al agua como una medida preventiva. Desde entonces, el agua mexicana perdió lo insípido, una de las razones por las que se ha optado a recurrir a otras fuentes como refrescos, jugos y agua embotellada (la cual, no necesariamente es sinónimo de pureza).
A pesar de que México se ha convertido en el mayor consumidor de agua embotellada en América Latina –y segundo a nivel mundial, después de Italia– existen pocos estudios realizados sobre las concentraciones de fluoruro en estas presentaciones; por lo que son insuficientes para poder limitar el daño y hacer frente al problema.
En este sentido, es necesario que el Gobierno tome medidas preventivas que controlen la situación; de igual manera, debe preocuparse por la mala calidad del agua en el territorio que ha llevado a que la población consuma otros tipos de agua, la cual debe estar bajo vigilancia, pues el gran consumo de esta puede convertirse en una nueva fuente de exposición al fluoruro.
Asimismo, resulta fundamental revisar las cantidades de fluoruro que ingieren los niños del País de acuerdo con el clima en donde viven –en las zonas de más calor, naturalmente, se consume una mayor cantidad de agua– para, así, poder equilibrar su consumo, evitar el incremento de fluorosis y ayudar a la disminución de la caries dental.
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Vía: www.academica.mx