El impacto sobre la salud respiratoria infantil de la contaminación causada por el tráfico denso es similar al de la exposición al humo de tabaco. Y es que según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre un 4% y un 18% de los casos de asma en niños se originan por la inhalación del humo de tabaco en su entorno.
El 14% de los casos de asma crónica infantil es consecuencia de la exposición a la contaminación del tráfico en las ciudades y vías más transitadas. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical de Basilea, publicado en la revista European Respiratory Journal.
En palabras de la doctora Laura Pérez, investigadora principal del estudio, “a la luz de todos los estudios epidemiológicos existentes, el tráfico rodado contribuye a la aparición del asma en los niños, por lo que debemos tener en cuenta estos resultados para mejorar la formulación de políticas y la planificación urbana”.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron la metodología conocida como ‘fracciones poblacionales atribuibles’ para evaluar el impacto de la contaminación del tráfico. Concretamente, la metodología permite calcular la reducción proporcional de la tasa de enfermedad o muerte que derivaría de la disminución de la exposición a un factor de riesgo específico.
Asma infantil
En los últimos 15 años, ha habido importantes avances en la comprensión científica del asma, que es ahora conocido por ser una enfermedad de la inflamación de las vías respiratorias resultantes de una compleja interacción entre las exposiciones ambientales, factores genéticos y otros. Esto tiene implicaciones para el tratamiento médico y para la gestión ambiental del asma.
El asma es una enfermedad crónica muy frecuente ya que, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, afecta a 235 millones de personas. Esta patología también tiene una alta incidencia en los menores, siendo la enfermedad crónica más frecuente en la niñez.
La importancia de controlar el asma
Investigadores trabajaron con 1000 personas que sufrían de asma. Revisaron a fondo su salud y consultaron su historia clínica para averiguar el número de consultas de emergencia, las internaciones y su duración. A su vez, analizaron el tratamiento médico que seguían y si consultaban regularmente con un especialista.
Los expertos encontraron que ″el 79% de los pacientes tiene síntomas persistentes y debería tomar medicación″. Sin embargo, solo el 51% de ellos tomaba los remedios recomendados por el profesional de salud.
No seguir el tratamiento adecuado es muy perjudicial para la calidad de vida de los pacientes, al punto que son más frecuentemente hospitalizados, las internaciones duran más tiempo y suelen sentirse temerosos, deprimidos y cansados.
