Casi 1 de cada 2 mujeres mayores de 50 años enfrentan las peripecias de la incontinencia urinaria, pero los expertos afirman que nadie tiene que sufrir en silencio.

Considerada con frecuencia un problema inevitable del envejecimiento, la mayoría de las mujeres ni siquiera intentan recibir tratamiento para la pérdida de orina que experimentan, comentó el doctor Christopher Hartman, jefe de urología de Long Island Jewish Forest Hills, en Nueva York.

«Muchas mujeres suelen citar la vergüenza como la razón de su retraso en la búsqueda de atención», mencionó.

Antes de decidirse a buscar ayuda, las mujeres deben determinar qué tipo de incontinencia tienen. La incontinencia urinaria de esfuerzo es causada con mayor frecuencia por reír, toser, estornudar o hacer ejercicio. Por el contrario, la incontinencia de urgencia ocurre cuando una persona experimenta un fuerte deseo de orinar y no puede detener esta sensación, explicó Hartman. Por lo general, esto es el resultado de un problema con la vejiga en sí o de ciertos factores desencadenantes, como la cafeína y los alimentos picantes, que hacen que la vejiga se contraiga.

Un tercer tipo, la incontinencia mixta, es la combinación de incontinencia de esfuerzo y de urgencia. Menos común es la incontinencia por rebosamiento, en la que una mujer no vacía la vejiga por completo, apuntó Hartman.

Más allá del tipo de incontinencia que esté ocurriendo, la gravedad de la afección puede variar mucho, indicó la doctora Elizabeth Kavaler, especialista en urología del Hospital Lenox Hill, también en Nueva York.

«La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina. Puede implicar un derrame de unas pocas gotas hasta un accidente total. Tan solo en Estados Unidos, más de 25 millones de personas admiten tener problemas para controlar la vejiga con regularidad, lo que impulsa la industria de más de 33 mil millones de dólares al año en productos de protección, medicamentos y cirugía», detalló Kavaler.

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¿Qué puede desencadenar la incontinencia?

La incontinencia de esfuerzo es causada por la debilidad del piso pélvico, dijo Kavaler. En las mujeres, esta incontinencia se asocia con los partos vaginales, el estreñimiento crónico, la obesidad y la enfermedad pulmonar crónica. En los hombres, se puede observar después de una cirugía de cáncer de próstata.

Los factores de riesgo para la incontinencia de urgencia incluyen tener más de 50 años, trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson y los eventos cerebrovasculares, y las infecciones del tracto urinario, agregó.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento de una mujer?

La incontinencia de esfuerzo se trata con ejercicios de los músculos del piso pélvico (llamados Kegel) para fortalecer aquellos que rodean la uretra, con inyección de agentes de carga para aumentar la capacidad del esfínter urinario para cerrarse o con un procedimiento llamado cirugía con cabestrillo. En dicha cirugía, se coloca un trozo estrecho de malla sintética o un trozo de tejido del propio cuerpo de la mujer debajo de la uretra, según la Oficina de Salud de la Mujer de Estados Unidos. El cabestrillo actúa como una hamaca para sostener la uretra y mantener la vejiga en su lugar.

Las complicaciones graves del procedimiento de cabestrillo pueden incluir dolor, infección y daño a órganos cercanos, como la vejiga. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) reporta que en 1 de cada 50 pacientes que tienen una malla sintética para la incontinencia urinaria, la malla se mueve después de la cirugía y sobresale en la vagina, lo que causa dolor.

La incontinencia de urgencia se trata con modificación del comportamiento (que incluye micción cronometrada, manejo de líquidos y ejercicios de Kegel), medicamentos, inyecciones de Botox en la vejiga o un estimulador nervioso, subrayó Kavaler.

Debido a que ambas afecciones son tratables, se recomienda la consulta con un especialista, concluyó.

 

Vía: Health Day News