La salud digestiva influye más de lo que creemos: afecta desde la absorción de nutrientes hasta el estado de ánimo y el sistema inmunológico. Mantener un sistema digestivo en buen estado no requiere cambios radicales, sino pequeños hábitos sostenibles que marcan la diferencia día a día.

1. Come con calma y mastica bien

Comer despacio permite que los alimentos se mezclen correctamente con la saliva, lo que facilita su digestión desde el primer momento. Además, mejora la saciedad y evita molestias como hinchazón, gases o acidez.

2. Aumenta tu consumo de fibra

Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales favorece el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y nutre a las bacterias beneficiosas del intestino. Introduce la fibra poco a poco y acompáñala con suficiente agua.

3. Mantente bien hidratado

El agua es esencial para que el sistema digestivo funcione correctamente. Ayuda a ablandar las heces, favorece la movilidad intestinal y evita la acumulación de toxinas. Trata de beber agua a lo largo del día, incluso si no tienes sed.

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4. Haz actividad física con regularidad

Mover el cuerpo también mueve el intestino. Caminar, nadar o practicar yoga estimula la digestión y previene el estreñimiento, además de reducir el estrés, que muchas veces impacta en el estómago.

5. Escucha a tu cuerpo

Aprende a reconocer señales como inflamación, malestar después de ciertos alimentos o cambios en tu digestión. Evita comer con prisa, en exceso o cuando estás muy estresado, ya que estos factores afectan directamente al aparato digestivo.

Cuidar tu salud digestiva no requiere productos especiales, sólo atención y constancia en tus hábitos diarios. Una digestión saludable mejora tu energía, tu estado de ánimo y tu calidad de vida.

 

Fuente: Mayo Clinic