Antes de conocer sus efectos negativos sobre la salud, el plomo solía estar en muchos productos, como en la pintura, los juguetes, ciertos productos cosméticos y la cerámica. Si bien existen regulaciones sobre el uso de este metal, puede existir en algunos lugares de trabajo, especialmente en las siguientes áreas.

  • Construcción.
  • Minería.
  • Transporte.
  • Medio ambiental.

Aunque no seas parte de estos sectores, podrías estar expuesto al plomo de tres maneras: al aspirar polvo o humos, al ingerirlo o consumirlo y a través del contacto con la piel —esto ocurre si manipulas el plomo o productos que lo contienen—.

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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición al plomo, incluso en niveles bajos, puede causar daños de por vida, con consecuencias especialmente peligrosas para niñas y niños, al provocar discapacidades intelectuales o cognitivas, dislexia, trastorno de déficit de atención y problemas de conducta antisocial.

A decir de la organización, el plomo se acumula en el cuerpo y afecta prácticamente todos los sistemas orgánicos, entre ellos el reproductivo, además de ser perjudicial para el cerebro, los riñones, el hígado y la sangre. En el caso de los adultos, aumenta el riesgo de cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular y puede influir negativamente en el desarrollo fetal (embarazo).

Recomendaciones

  • Antes de realizar cualquier trabajo en tu casa, investiga el modo indicado de hacerlo.
  • Mantén a tus hijos alejados de áreas con pintura que se estén pelando.
  • Limpia tu casa con regularidad.
  • Enséñale a tus hijos a lavarse las manos, especialmente antes de comer.
  • Si tu trabajo comprende el uso de plomo, date una ducha al terminar la labor. 
  • Alimenta bien a tu familia.

 

Vía: Notimex