Las mujeres han estado teniendo bebés durante milenios, pero eso no significa que el embarazo y el parto estén exentos de riesgos. La compañía de seguros de salud Blue Cross Blue Shield realizó una investigación de reclamos y descubrió que la cantidad de mujeres que experimentan complicaciones durante el embarazo y el parto está aumentando. Esto se debe, en parte, al hecho de que cada vez son más las mujeres con condiciones médicas preexistentes (como presión arterial alta y diabetes) que quedan embarazadas.

Condiciones que ponen en riesgo al embarazo

Las condiciones preexistentes son uno de los principales factores que califican un embarazo como de alto riesgo. La doctora Pamela Schultz, ginecóloga y obstetra del Centro Médico de la Universidad de Jersey Shore (Estados Unidos), señala que algunas de las condiciones preexistentes que afectan a las mujeres embarazadas y que pueden aumentar el riesgo en un embarazo incluyen:

  • Antecedentes de hipertensión crónica (presión arterial alta)
  • Tener sobrepeso o tener un IMC superior a 30
  • Trastornos de la coagulación sanguínea
  • Asma y otras afecciones pulmonares
  • Diabetes
  • Problemas cardíacos previos
  • Condiciones autoinmunes como lupus, trastornos de la tiroides y colitis ulcerosa
  • Anomalías en el útero

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Por su parte, Karen Koscica, especialista en medicina materno-fetal del citado centro, agrega que las anomalías identificadas en los bebés en el útero también pueden provocar que un embarazo sea de alto riesgo. Estas incluyen:

  • Restricción de crecimiento
  • Espina bífida
  • Defectos cardíacos
  • Trastornos genéticos

¿Qué seguimiento se requiere?

Pese a lo anterior, los embarazos de alto riesgo pueden tener éxito, y la mamá y el bebé pueden llevar una vida saludable después del parto, pero es importante que ambos tengan la atención prenatal y posnatal adecuada y sean monitoreados constantemente.

Las mujeres con embarazos de riesgo normal suelen consultar a su médico:

  • Una vez al mes en el primer trimestre
  • Dos veces al mes en el segundo trimestre
  • Una vez por semana en el tercer trimestre

Las mujeres con embarazos de alto riesgo pueden consultar a su médico con mucha más frecuencia. Durante estas visitas, los médicos controlarán la salud de la madre vigilando su presión arterial y otros signos vitales importantes, como el azúcar en sangre si padece diabetes. También realizarán una prueba o examen sin estrés en el bebé no nacido, la cual mide su frecuencia cardíaca.

«Con los avances en la tecnología de ultrasonido, ahora podemos diagnosticar alrededor del 60 por ciento de las anomalías fetales a las 12 semanas», aseguró Koscica. Si bien la mayoría de las afecciones estructurales y genéticas no se pueden tratar prenatalmente, la detección temprana permite a los médicos crear un plan para que las madres y los bebés estén bien protegidos al momento del parto, añadió la experta.

 

Fuente: Hackensack Meridian Health