Los milpiés son insectos parecidos a gusanos. Ciertos tipos de milpiés liberan una sustancia nociva (toxina) por todo el cuerpo si se ven amenazados o si son manipulados de forma brusca. A diferencia de los ciempiés, los milpiés no muerden ni pican.

La toxina que liberan los milpiés mantiene alejados a la mayoría de sus depredadores. Algunas especies de milpiés grandes pueden rociar dicha toxina a una distancia de hasta 80 cm. El contacto con tales secreciones puede provocar reacciones alérgicas en algunas personas.

Ingredientes venenosos

Los químicos dañinos que se encuentran en la toxina de los milpiés incluyen:

  • Ácido clorhídrico
  • Cianuro de hidrógeno
  • Ácidos orgánicos
  • Fenol
  • Cresoles
  • Benzoquinonas
  • Hidroquinonas (en algunos milpiés)

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Síntomas

Si la toxina de milpiés entra en contacto con la piel, los síntomas pueden incluir:

  • Manchas (la piel se vuelve marrón)
  • Ardor o picazón intensos
  • Ampollas

Si la toxina de los milpiés entra en contacto con los ojos, los síntomas suelen incluir:

  • Ceguera (aunque esto es raro)
  • Inflamación de la membrana que recubre los párpados (conjuntivitis)
  • Inflamación de la córnea (queratitis)
  • Dolor
  • Desgarro
  • Espasmo de los párpados

Pueden presentarse náuseas y vómitos si entras en contacto con una gran cantidad de milpiés y sus toxinas.

Cuidados en el hogar

Lava el área expuesta con abundante agua y jabón. NO uses alcohol para lavar la zona afectada. Si la toxina entra a tus ojos, lávalos con abundante agua (durante al menos 20 minutos). Busca atención médica de inmediato. Informa a tu médico si te entró la toxina en los ojos.

 

Fuente: U. S. National Library of Medicine