Lo último en lo que quieres pensar cuando suena la alarma de la mañana es en lo que vas a preparar para el desayuno, incluso si padeces diabetes tipo 2. Lo más probable que puede suceder es que elijas una opción poco saludable sobre la marcha (piensa en una barra de granola cargada de azúcar preenvasada o en un sándwich grasiento de huevo y queso) si no planificas o te preparas esta comida con anticipación.

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Entonces, cuando estés cortando verduras para la comida o la cena, o esperando que tu comida termine de calentarse en el horno, prepara un desayuno portátil para el día siguiente. Prueba mini omeletes como una opción rápida y baja en carbohidratos o haz una tortilla de huevo con vegetales verdes el fin de semana, y corta porciones individuales para cada mañana entre semana. Otra alternativa es la avena nocturna: simplemente mezcla 1/2 taza de avena cruda con 1/2 a 3/4 taza de leche descremada en un recipiente reutilizable y cubre con un puñado de nueces y bayas saludables.

¡Y nunca pienses en saltarte el desayuno! Las investigaciones muestran que las personas con diabetes tipo 2 que se saltan esta importante comida tienen una respuesta glucémica más alta después de almorzar y cenar que aquellas que se toman su tiempo para desayunar.

 

Fuente: Healthline