Las heridas, cortadas y quemaduras menores son una parte desafortunada pero inevitable de la vida. Sin embargo, para las personas con diabetes, dichas lesiones pueden provocar problemas de salud graves.

Una gran parte de la población con diabetes desarrolla heridas que tardan en sanar, que no sanan bien o que nunca sanan. En ocasiones, se puede desarrollar una infección.

Esa infección puede extenderse al tejido y al hueso cerca de la herida o alcanzar áreas más distantes del cuerpo. En ciertos casos, si una persona no recibe atención de emergencia, la infección puede ser potencialmente mortal.

Incluso cuando no se desarrolla una infección en una herida, la curación lenta puede afectar negativamente la salud general y la calidad de vida de la persona. Las cortadas o lesiones en los pies o las piernas pueden hacer más difícil la acción de caminar y provocar dolor al hacer ejercicio.

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Por lo anterior, es esencial que las personas con diabetes mantengan sus niveles de azúcar en sangre bajo control para reducir el riesgo de heridas y complicaciones de curación lenta, incluyendo las úlceras en los pies.

De acuerdo con varios informes, alrededor de 1 de cada 4 personas con diabetes desarrollará úlceras en los pies. Tales úlceras son llagas dolorosas que, en última instancia, pueden conducir a la amputación del pie. Si una persona con una úlcera de este tipo padece neuropatía periférica (una forma de daño en los nervios que suele estar asociada con la diabetes) es posible que no sienta ningún dolor.

Según un artículo del año 2020, la diabetes contribuye al 25-90% de todas las amputaciones en las poblaciones estudiadas. Asimismo, otra investigación demostró que el riesgo de amputación relacionada con la diabetes es más de tres veces mayor entre las personas de raza negra que entre las personas pertenecientes a otros grupos raciales y étnicos.

 

Fuente: Medical News Today