La diabetes nunca es una enfermedad fácil de controlar, pero lidiar con la diabetes tipo 1 puede ser un desafío particularmente difícil para los adolescentes.

La transición de la niñez a la adolescencia es problemática tanto para los niños como para los padres, así lo señala la JDRF (anteriormente llamada Juvenile Diabetes Research Foundation).

A medida que los niños y niñas con diabetes tipo 1 entran en la pubertad, experimentan muchos cambios, incluido un aumento del crecimiento y el apetito, lo que incrementa la necesidad de insulina.

Antes, la alimentación de los niños se equilibraba con una proporción de una unidad de insulina por cada 30 gramos de carbohidratos, pero ahora se requiere de una unidad de insulina por cada 10 a 15 gramos de carbohidratos, indica la fundación.

Las hormonas sexuales (estrógeno y testosterona) también actúan contra la insulina. Esta última reduce el azúcar en sangre, pero las hormonas sexuales lo aumentan. Las hormonas del estrés, como el cortisol, también aumentan los niveles de azúcar en sangre y los adolescentes pueden experimentar niveles elevados de estrés.

Los aspectos emocionales y sociales de la pubertad también pueden dificultar el manejo de la diabetes tipo 1, apuntaron los expertos. Puede resultar más difícil controlar el azúcar en sangre cuando la presión de los compañeros y una amplia gama de actividades parecen más urgentes.

Los adolescentes pueden estar preocupados y olvidarse de sus inyecciones, sus controles de azúcar en sangre, sus suministros necesarios y más.

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Los niños que atraviesan la pubertad requieren más insulina diaria. Por ello, es bueno que hablen con su médico sobre cualquier aumento repentino e inesperado y elaboren un plan, aconsejó la JDRF.

La escuela también puede volverse más exigente, especialmente si se está lidiando con la diabetes tipo 1. Varios estudios muestran que los cambios bajos, altos o grandes del azúcar sanguínea afectan la capacidad de concentración.

Los padres pueden tomar medidas para ayudar durante este momento difícil. Un plan formal que desarrollan las escuelas para apoyar a los niños con necesidades médicas puede permitir a los estudiantes retrasar o detener un examen si su nivel de azúcar en sangre es demasiado alto o demasiado bajo.

Asimismo, los adolescentes deben controlar su azúcar en sangre antes de cualquier prueba o examen escolar. Pero lo último que desean hacer es sentirse diferentes a los demás o llamar la atención sobre su enfermedad. Por lo tanto, es importante tener estas conversaciones a principios del año escolar.

Para aquellos con diabetes tipo 1 que practican deportes, significa que deben tratar de mantenerse al tanto de su enfermedad para que puedan concentrarse en el juego.

Es útil tener una lista de verificación de pendientes, la cual les mencionamos a continuación:

  • Asegúrense de tener los suministros y la glucosa que necesitan, un medidor e insulina en cualquier evento. Pregunten al preparador físico de la escuela quién puede administrar glucagón.
  • Tengan el equipo deportivo que requieren. Sean razonables respecto a las reglas y expectativas, pero tratar a los estudiantes con diabetes de manera diferente a como lo hacen con otros jugadores no ayudará a largo plazo.
  • Controlen su azúcar en sangre. En un escenario o en un campo deportivo, en una piscina o en una pista, las personas con diabetes tipo 1 obtienen mejores resultados si los niveles de azúcar en sangre se encuentran dentro de los rangos objetivo.
  • Hablen cuando necesiten cuidarse. Encuentren patrones que sean un buen punto de partida para cada práctica y/o juego.

Los padres deben ayudar a los niños a aprender a controlar su diabetes por sí mismos, agregó la JDRF. No lo dejen pasar. Tomen pequeños pasos para permitir que los adolescentes manejen las actividades de forma independiente.

 

Vía: Health Day News