A medida que transcurre el embarazo, es común que muchas mujeres sufran de várices en las piernas. No obstante, te contamos sobre algunas recomendaciones para favorecer la circulación sanguínea y evitar o atenuar la aparición de estas indeseables manifestaciones.

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La sangre de las piernas trabaja contra la gravedad en su circulación de retorno hacia el corazón, realizando un recorrido “hacia arriba”. Para esto, el organismo cuenta con un sistema de válvulas en sus venas para que este recorrido siempre sea unidireccional. Cuando las válvulas fallan, la sangre se estanca, teniendo que soportar un peso extra. Así de producen las molestas várices.

Las várices son más frecuentes en personas con exceso de peso, siendo cuatro veces más común en la mujer que en el hombre. En las mujeres que tienen prevalencia, las várices aparecen en el embarazo. El incremento de la presión del útero sobre las venas pelvianas, el aumento de la cantidad de sangre que circula por el cuerpo y las hormonas del periodo de gestación contribuyen a su desarrollo. Además de la molestia por aspectos estéticos, genera pesadez, calambres y dolores musculares, entre otros síntomas.

Cómo prevenir o disminuir el desarrollo de las várices

Todas las mujeres embarazadas son prevalentes a tener estas molestas anomalías venosas, que además pueden complicarse con otras enfermedades. Por ende, la mejor opción es prevenir o intentar moderar su aparición.

Se debe considerar que en esta afección tiene bastante incidencia los antecedentes familiares, por lo que es complejo evitar una situación genética. Sin embargo, se puede mejorar su aspecto y evitar algunos problemas médicos. Para conseguirlo, debes seguir estas recomendaciones:

  • Controla tu peso corporal: el exceso de peso incrementa las probabilidades de aparición de várices, por lo que es fundamental controlarlo.
  • No fumes: el tabaco está relacionado a un incremento en el desarrollo de las várices, ya que afecta la circulación de la sangre.
  • Evita estar de pie o sentada durante periodos prolongados: si estás de pie, es mejor que camines, aunque sean recorridos cortos. Asimismo, si trabajas sentada, es importante que te levantes y camines al menos una vez por hora. También puedes levantar y bajar los talones cada cierto tiempo para evitar que la circulación sanguínea de las piernas se estanque.
  • Evita la ropa ajustada: prescinde de estas prendas especialmente en las la cintura, muslos y piernas.
  • No utilices zapatos de tacón alto.
  • Acuéstate con los pies elevados: al dormir, puedes levantar las piernas al menos 15 centímetros, colocando algún objeto que te permita hacer esto.
  • Dentro de lo posible, no te expongas directamente al sol: el calor produce la dilatación de las venas.