Las máscaras faciales o cubrebocas ayudan a prevenir la propagación del COVID-19, pero tienen un gran inconveniente para las personas con problemas auditivos: amortiguan el sonido y evitan la lectura de los labios, así lo reveló un estudio publicado en la revista JAMA Otolaryngology – Head & Neck Surgery.

Pero esta es solo una de varias formas en donde las precauciones de seguridad relacionadas con la pandemia están haciendo más difícil la comunicación para las personas con sordera o problemas de audición, señalan los investigadores.

Limitar el número de visitantes en los entornos médicos está excluyendo a los intérpretes que ayudan a fomentar el diálogo entre médicos y pacientes; y el aumento de las consultas vía telemedicina también representa otro obstáculo, debido a sus retrasos en la transmisión de video y a la baja calidad de imagen.

«A veces, simplemente olvidamos cómo algunas de estas pautas de seguridad adicionales pueden crear problemas», destacó el doctor Michael McKee, profesor asociado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor (Estados Unidos). «Por lo tanto, debemos recordarles a las personas que se tomen un momento para pensar en soluciones que nos ayuden no solo a mantenernos a salvo, sino que además permitan el acceso a la comunicación».

Si bien las medidas preventivas son necesarias para proteger a los trabajadores de la salud y a los pacientes, también interfieren con el derecho a una comunicación accesible y efectiva para los pacientes con sordera o con problemas auditivos, apuntaron los autores.

La comunicación deficiente en los entornos de atención médica puede ser arriesgada, y los adultos con pérdida auditiva tienen más probabilidades de estar menos satisfechos con su atención, experimentar estancias más largas y ser readmitidos en un hospital después del alta, detalla la investigación.

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¿Qué se puede hacer para mejorar la comunicación médico-paciente?

En el informe, el equipo de McKee encontró algunas soluciones que pueden ayudar a eliminar algunas de las barreras de comunicación.

Es así como los investigadores enfatizaron seis formas de ayudar a las personas con problemas auditivos a comunicarse claramente en entornos de atención médica:

  • Máscaras faciales claras: usar máscaras faciales claras para facilitar la lectura de labios. Aunque solo una está aprobado para uso médico, los autores esperan que otras estén en el mercado pronto. Hasta entonces, un respirador eléctrico purificador de aire podría permitir a los pacientes ver los labios de un orador.
  • Intérpretes: cuando se excluye a los intérpretes de lenguaje de señas presencial de los hospitales y clínicas, pueden aprovecharse los servicios de videoconferencia para involucrar a estos intérpretes de manera remota (a distancia).
  • Aplicaciones de subtítulos: usar aplicaciones de subtítulos automáticos para transcribir voces. Estos pueden usarse en el dispositivo personal de un paciente o en dispositivos institucionales.
  • Visitas virtuales: utilizar subtítulos de video o incluir un intérprete remoto mediante conferencias tripartitas durante las visitas virtuales.
  • Señalización: colocar carteles fuera y alrededor de la habitación de cualquier paciente con sordera o problemas de audición para informar a los trabajadores de la salud sobre las barreras de comunicación.
  • Tableros de comunicación: usar tableros de comunicación básicos para facilitar el diálogo con un paciente a través de mensajes escritos.

McKee señaló que muchas de estas estrategias podrían mejorar la comunicación médico-paciente en general, no solo para aquellos con dificultades auditivas. Él y sus colegas ya han adoptado muchas de ellas.

Por ejemplo, montaron tabletas en clínicas y hospitales para tener subtítulos en vivo, y facilitaron las videoconferencias con intérpretes a distancia. También ampliaron las visitas de telemedicina para incluir a un intérprete, si es necesario.

Tricia Ashby-Scabis, directora de prácticas de audiología de la Asociación Estadounidense de Habla, Lenguaje y Audición, dijo que la «flexibilidad» es la clave para garantizar que los pacientes con problemas auditivos sean tratados adecuadamente en entornos médicos.

«La gente tiene que entender que la comunicación es un derecho universal para todos», recalcó la especialista.

El diálogo claro y abierto entre médicos y pacientes es esencial, y la mala comunicación puede tener serias consecuencias, agregó.

«En la atención médica, consideramos estos problemas como el incumplimiento y los reingresos hospitalarios, pero estamos bastante seguros de que gran parte de eso se debe a que los pacientes no pueden escuchar de manera efectiva o no entienden las instrucciones que se les han dado», finalizó Ashby-Scabis.

 

Vía: Health Day News