Un nuevo estudio revela que los adultos mayores que viven en ciudades con altos niveles de un tipo particular de contaminación del aire, son más propensos a ser hospitalizados por enfermedades del corazón.
El tipo de contaminación del aire en cuestión es conocida como materia de partÃculas gruesas. De acuerdo con los autores, los niveles elevados de estas partÃculas microscópicas contaminantes están ligados a proyectos de construcción, vientos provenientes del desierto y a la agricultura.
Asimismo, dichas partÃculas son más grandes que los contaminantes del aire que emiten los automóviles y las plantas de energÃa. Por ello, los cientÃficos señalan que podrÃan tener un impacto significativo en la salud de las personas.
«Sospechábamos que existÃa una asociación entre las partÃculas gruesas y sus efectos en la salud, pero no tenÃamos la investigación para respaldar esto desde antes», apuntó Roger Peng, lÃder del estudio y profesor asociado de bioestadÃstica en la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, EU.
«Este trabajo proporciona evidencia, al menos para resultados de enfermedad cardiovascular. No siento que necesitemos otro estudio para convencernos. Ahora es el momento de actuar», señaló Peng en comunicado de prensa de la universidad.
Sin embargo, aunque el estudio encontró una fuerte relación entre la contaminación del aire de partÃculas gruesas y las hospitalizaciones por enfermedad cardiaca, no fue diseñado para probar causa y efecto.
Los hallazgos fueron publicados en la revista Environmental Health Perspectives.
Los datos se obtuvieron de una red de monitoreo del aire establecida por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos en 110 áreas urbanas de gran extensión. Tal información estaba vinculada con información sobre hospitalizaciones de adultos mayores de 65 años o más en estas regiones, que tuvieron lugar entre 1999 y 2010. Durante el estudio, se registraron más de 6 millones de ingresos hospitalarios de emergencia relacionados con el corazón y 2.5 millones de admisiones por problemas respiratorios. Las enfermedades respiratorias no fueron vinculadas a altos niveles de partÃculas gruesas. No obstante, se observó un aumento en los ingresos por situaciones de emergencia relacionadas con el corazón en los dÃas donde hubo niveles elevados de estos contaminantes del aire.
Asimismo, el lugar de residencia de los participantes afectó las tasas de ingreso hospitalario por problemas cardiacos. Se registró una mayor concentración de partÃculas gruesas al oeste de Estados Unidos, pero las hospitalizaciones relacionadas con el corazón fueron más altas en el este, lo que sugiere que algunas partÃculas son más perjudiciales que otras.
«El hecho de que las partÃculas sean del mismo tamaño no quiere decir que están hechas del mismo material», explicó Peng. «Es posible que la composición quÃmica de las partÃculas en el este las haga más tóxicas».
Este estudio demuestra la importancia de monitorear las partÃculas gruesas. En diversos paÃses se han tomado medidas para limitar la presencia de partÃculas finas, valiéndose de normas como las de control de emisiones para los automóviles, entre otras, pero no para las partÃculas evaluadas en este estudio. Las partÃculas gruesas suelen ser más difÃciles de controlar, ya que a menudo provienen de fuentes naturales, acotaron los investigadores.
Cómo estas partÃculas en el aire conducen a problemas de salud en todo el cuerpo es una interrogante que aún no ha podido responderse. Los autores del trabajo sugirieron implementar una red nacional de vigilancia de materia de partÃculas gruesas, como una necesidad para prevenir el desarrollo de enfermedades, ya sean del corazón o de otra Ãndole.
VÃa: HealthDay News