cancer infantil-IUna nueva investigación muestra que cuando un hijo sufre de cáncer, aunque el dinero sea lo último que les preocupe a los padres, también podría cobrarse un precio muy alto en el bienestar económico de esa familia.

Los investigadores encuestaron a 99 familias de niños que recibieron tratamiento para el cáncer en el Centro Oncológico y de Trastornos Sanguíneos Dana-Farber/Boston Children’s durante un mes desde que fueron diagnosticados, y nuevamente durante 6 meses posteriores al primer plazo.

Una cuarta parte de las familias perdieron más del 40 por ciento de los ingresos de su hogar. Casi una tercera parte de las familias sufrieron dificultades para asumir el pago de la comida (20 por ciento), la vivienda (8 por ciento) o la energía (17 por ciento), detalló el estudio.

Seis meses después del diagnóstico, el 56 por ciento de los adultos que mantenían a sus familias habían experimentado alguna alteración con respecto a su trabajo. Dicha cifra incluyó a un 15 por ciento que dejaron su trabajo o a quienes despidieron como consecuencia de la enfermedad de su hijo. Otro 37 por ciento redujo sus horas laborales o pidió una licencia. Únicamente 34 por ciento de los que tomaron una licencia recibieron una paga durante ese periodo, destacó la investigación.

En el momento del diagnóstico, el 20 por ciento de las familias tenían bajos ingresos. Seis meses después del diagnóstico, otro 12 por ciento de las familias cayó en esa misma categoría.

Los investigadores comentaron que les había sorprendido encontrar unos niveles tan altos de necesidad en un centro importante que dispone de especialistas para ayudar a las familias de los pacientes a afrontar los problemas económicos.

«Lo que se afirma aquí es que incluso en un centro de remisión de gran tamaño y con abundantes recursos, aproximadamente una tercera parte de las familias afirman que a los 6 meses de tratamiento se encuentran en una situación de incertidumbre con respecto a la comida, la vivienda o la energía«, subrayó la doctora Kira Bona, oncóloga pediátrica del Dana-Farber/Boston Children’s y autora del estudio.

«Si algo indican las cifras de nuestro estudio es que son una subestimación de lo que podría estar ocurriendo en las instituciones con menos recursos, y esto fue algo que de algún modo nos sorprendió«, agregó Bona.

Los resultados fueron publicados en la revista Pediatric Blood & Cancer.

Investigaciones recientes han demostrado que los pacientes jóvenes con cáncer procedentes de familias con bajos ingresos tienen menos probabilidades de tomar los medicamentos de la quimioterapia que se les recetan, teniendo por lo tanto tasas de supervivencia más bajas.

Los investigadores planean realizar un estudio más para determinar si lo que ellos llaman «dificultades materiales de la familia» tienen el mismo efecto sobre los pacientes pediátricos con cáncer que el hecho de tener unos ingresos bajos.

«Si las dificultades materiales de la familia se relacionan con unos peores resultados en la oncología pediátrica, al igual que ocurre con los ingresos, entonces podemos diseñar intervenciones para resolver la incertidumbre con respecto a la comida, la vivienda y la energía«, dijo Bona. «No está claro lo que se debe hacer con respecto a los ingresos en un ambiente clínico«.

 

Vía: National Library of Medicine