Cuando hay un tumor de tamaño pequeño en el hígado y ocupa una sección limitada de dicho órgano, un cirujano puede extirpar esa parte únicamente para detener el crecimiento y la propagación del cáncer, lo que se conoce como hepatectomía parcial.

Pese a ello, muchas personas con cáncer de hígado también desarrollan cirrosis o cicatrización del hígado. En este caso, un cirujano debe dejar suficiente tejido sano después de la hepatectomía para que el hígado funcione.

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Durante la cirugía, si el cirujano decide que este curso no es posible y el riesgo es demasiado grande, puede cancelar el procedimiento a la mitad.

Solo las personas con una función hepática saludable son aptas para la hepatectomía. Asimismo, es posible que el procedimiento no sea una opción de tratamiento viable si el cáncer ya se propagó a otras partes del hígado u órganos del cuerpo.

Cabe mencionar que la cirugía hepática de esta escala puede provocar sangrado excesivo y problemas de coagulación de la sangre, así como infecciones y neumonía.

 

Fuente: Medical News Today