En los primeros meses de vida, parece curioso que los bebés no teman desafiar las alturas, escalando alturas que son considerables para ellos. Con el paso de los años, las personas se vuelven más precavidas, incluso pueden llegar a sufrir acrofobia o miedo a las alturas. Un equipo internacional de psicólogos determinó las causas.

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Esta evolución se produce en un cambio de la propiocepción, que consiste en la percepción visual que tiene la persona de su propio movimiento. Por ende, cuando el niño aprende a caminar, siente de manera distinta la posición de sus extremidades.

Los especialistas realizaron un experimento con bebés que gateaban y aún menores que no eran capaces de hacerlo. El ejercicio constó en introducir a los bebés del segundo grupo en vehículos de cuatro ruedas para que se acostumbraran al movimiento. Luego de unas semanas, al poner a todos los niños en una plataforma en altura, quienes no sabían gatear mostraban más ansiedad que los que sí sabían hacerlo.

De la misma forma, en un segundo experimento, los bebés que gateaban presentaban más seguridad en sus movimientos.

Joseph Campos, uno de los psicólogos involucrado en la investigación, afirmó a la revista New Scientist que “estas pruebas sugieren que el acto de impulsarse le enseña al cerebro a estar atento a lo que hay en su campo de visión periférica para ajustar su equilibrio».

Este análisis explicaría el motivo por el que las personas se marean con mayor facilidad viajando en un helicóptero que en un avión. La visión periférica durante el viaje en avión es casi la misma durante todo el trayecto, mientras que la del helicóptero es más variable, agregó el experto.

¿Qué es la acrofobia?

La acrofobia es una de las fobias más habituales, que afecta a alrededor del 5% de la población mundial, según los expertos. Como estar en grandes alturas tiende a generar miedo a todas las personas en general, algunas investigaciones sostienen que la acrofobia es una aparición exacerbada de un miedo normal y con bases racionales.

Estos análisis explican que el miedo a las alturas depende, en mayor parte, de los sentidos. Por ende, esta situación puede causar miedo y ansiedad en individuos que, en otros contextos, no poseen una tendencia grande a la ansiedad.