Te vamos a contar la historia de Alicia, una bebé prematura que pesó poco más de 1 kilo al nacer y pasó los primeros tres meses de su vida en una unidad de cuidados intensivos neonatales, luchando por sobrevivir. Esta pequeña logró salir adelante bajo el cuidado de profesionales médicos calificados y pudo irse a casa con su madre adolescente. Actualmente, Alicia es una estudiante de prepa a punto de entrar a la universidad. Pero, ¿es posible que posea riesgos de salud relacionados con la experiencia que tuvo al inicio de su vida?

Bueno, esta bebé es un ejemplo de un problema frecuente y significativo en la población neonatal: crecimiento deficiente después del parto prematuro, «una condición para la cual las causas, el manejo óptimo y las consecuencias a largo plazo aún no se entienden por completo«, señaló la doctora Marta Fiorotto, profesora de nutrición pediátrica y de fisiología molecular y biofísica en el Centro de Investigación en Nutrición Infantil del Colegio Baylor de Medicina y del Hospital Infantil de Texas, en cuyo laboratorio se realizó la investigación.

Varios estudios han encontrado un vínculo entre la desnutrición fetal, el bajo peso al nacer y la baja masa muscular y fuerza a lo largo de la vida.

Los científicos han propuesto que la desnutrición y el estrés son dos factores ambientales principales que afectan el crecimiento fetal. Curiosamente, estos dos factores exponen al feto a altos niveles de cortisol, un glucocorticoide endógeno, que es una clase de hormona esteroide del estrés.

Lo que revela la investigación

La doctora Ganga Gokulakrishnan, neonatóloga del citado hospital y profesora asistente en Colegio Baylor de Medicina, junto con sus colegas, investigó cómo los glucocorticoides afectan el crecimiento de los músculos fetales en modelos de rata.

Estudios previos en estos roedores han demostrado que la exposición de los fetos a los glucocorticoides impide el crecimiento muscular, y que esto se debe, en parte, a una reducción en la producción de proteínas. En el nuevo estudio, Gokulakrishnan y sus colegas examinaron el efecto de los glucocorticoides sobre otro mecanismo de crecimiento muscular: la adición de núcleos a las fibras por medio de células satélite, durante el desarrollo temprano.

«Se puede pensar en un músculo como un paquete de espaguetis sin cocer, cada espagueti es una fibrauna sola célula muscularcon muchos núcleos en una matriz de proteínas«, explicó Gokulakrishnan. «El número de fibras ya está determinado por el nacimiento y no aumenta durante la vida postnatal. Por lo tanto, después del nacimiento, los músculos crecen por la adición de más proteína y más núcleos a las fibras. Los núcleos los añaden las células madre musculares (también llamadas células satélite), que se dividen y se fusionan con las fibras. Estas células madre musculares impulsan el crecimiento muscular durante el desarrollo fetal. Sin embargo, después de la pubertad, los músculos dejan de crecer y de acumular núcleos al añadirse sólo proteínas a las fibras«.

La experta y su equipo se sorprendieron por la magnitud del deterioro observado en la replicación de las células satélite en los músculos de las ratas fetales expuestos a glucocorticoides.

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«Tomando todos los resultados juntos, encontramos que el efecto de los glucocorticoides en el crecimiento del músculo fetal es bastante complejo; éste depende de la duración, del nivel de glucocorticoides y del momento en el que se manifiesta durante el embarazo».

Así, los resultados de este trabajo, publicados en la revista Journal of Endocrinology, revelaron que tratar a las ratas con una dosis de glucocorticoides que imita una restricción alimentaria más severa, afecta la reserva de células satélite, la acumulación de núcleos en las fibras y, por ende, el crecimiento muscular.

El futuro de las generaciones futuras comienza con la salud de mamá

En resumen, y de acuerdo con Gokulakrishnan, el estrés materno, debido a la desnutrición u otras causas que aumentan la exposición del feto a los glucocorticoides, puede afectar significativamente el crecimiento de los músculos fetales.

«Condiciones como el estrés o la desnutrición son factores que podrían ser identificados y mitigados por la atención prenatal, haciendo hincapié una vez más en la importancia de una dieta adecuada y el cuidado prenatal para todas las madres embarazadas«, enfatizó la especialista.

Asimismo, Fiorotto agregó que: «El estrés materno afecta negativamente el crecimiento del feto a nivel celular, lo que se ha demostrado para otros órganos, incluido el cerebro […] Ahora hemos aprendido que, debido a que esto afecta a las células madre musculares, es posible que estos efectos negativos sobre el feto puedan tener consecuencias para toda la vida. Este es otro ejemplo que ilustra cómo la salud de las generaciones futuras empieza con la salud de mamá«.

 

Vía: Baylor College of Medicine