dolor-estomago-autismo-hLa semana pasada se dio a conocer la posible existencia de un vínculo entre los problemas de comportamiento provocados por los trastornos del espectro autista (TEA) y los padecimientos gastrointestinales comunes a estos desórdenes.

Según investigadores del Instituto MIND de la Universidad Davis de California, los niños con autismo son entre seis y ocho veces más propensos a sufrir trastornos gastrointestinales que los niños que tienen un desarrollo normal. Estos trastornos en el aparato digestivo, que incluyen, estreñimiento, diarrea y sensibilidad a los alimentos, podrían estar relacionados con problemas de comportamiento como la irritabilidad, el comportamiento repetitivo y el evitar el contacto social.

Dentro de los TEA se encuentran el autismo, el síndrome de Asperger y otras formas atípicas del autismo, según el Centro para Control y Prevención de Enfermedades de los E.U.A. Este organismo también apunta que entre los hombres es mayor la prevalencia del autismo, 1 en 54 niños aproximadamente, frente a 1 en 252 niñas.

La autora principal del estudio, publicado en la Revista de Autismo y Desórdenes del Desarrollo, apunta que “los padres de niños con autismo hace tiempo que señalan que sus hijos padecen más problemas gastrointestinales, pero poco se sabe de la verdadera prevalencia de éstos o las causas que los provocan”.

El autismo se caracteriza por un retraimiento social y la renuencia a involucrarse con otras personas. Los investigadores ahora han comenzado a vincular los síntomas de los padecimientos gastrointestinales en niños con autismo, como el dolor estomacal, con los problemas de comportamiento. Este estudio comparativo es el primero en abordar los problemas gastrointestinales en niños que padecen autismo y en niños con un desarrollo típico. También se trata del primer intento de profundizar en la relación entre los malestares y los problemas de comportamiento.

La doctora Chaldez señala que todavía no se tiene claro qué viene primero en este caso. “Los problemas gastrointestinales que padecen podrían ser bidireccionales. Estos podrían crear problemas de comportamiento y esos problemas de comportamiento podrían crear o exacerbar los problemas gastrointestinales”. En este sentido, la doctor explica que una forma de encontrar una solución a esta cuestión sería iniciar investigaciones sobre el efecto de diversos tratamientos tanto en los problemas estomacales como en los de comportamiento.

Para el estudio realizado por los investigadores del Instituto MIND, se aplicaron dos cuestionario a los padres de 1000 niños entre los 24 y los 60 meses de edad con autismo. En la primera batería de preguntas se abordó detalladamente la historia clínica en lo que se refiere a padecimientos gastrointestinales. El segundo cuestionario se enfocó en el comportamiento de los niños, cubriendo aspectos como irritabilidad, retraimiento social, comportamiento repetitivo, hiperactividad y habla inapropiada.

Se encontró que los padres de hijos autistas reportaban, en promedio, seis u ocho veces más que los padres de niños con desarrollo típico la presencia de sensibilidad a la comida, hinchazón, estreñimiento y diarrea. También se detectó que los niños con retrasos en el desarrollo sufrían cinco veces más estreñimiento y eran más propensos a presentar problemas al tragar.

En la investigación quedó abierta la cuestión de que si sufres síntomas gastrointestinales crónico, es probable que no tengas la actitud de involucrarte socialmente. Este comportamiento se agrava en los niños que carecen de comunicación y habilidades sociales. En este sentido, los investigadores apuntan que la hiperactividad y el movimiento repetitivo podrían ser mecanismos para hacer frente a la incomodidad física.

La investigación apunta a que los niños con autismo pueden obtener beneficios de una evaluación completa de su estado gastrointestinal, particularmente aquellos que carecen de habilidades verbales. Para estos niños es probable que un tratamiento para aliviar sus problemas estomacales conduzca a una mejoría en los problemas de comportamiento.

Al respecto, Irva Hertz-Piccioto, investigadora principal del estudio Riesgos Genéticos y del Entrono de Autismo Infantil (CHARGE, por sus siglas en inglés), destaca que “después de años de preocupación de los padres sobre estos síntomas, la enorme diferencia que observamos entre los reportes de padres de niños con trastornos del espectro autista y de niños con desarrollo normal, pone a descansar la idea de que los problemas gastrointestinales entre los niños con TEA son solo una acumulación de reportes. Nuestros datos claramente muestran que estos problemas son muy comunes en niños con autismo”.

Los investigadores esperan que un mejor entendimiento del impacto de los problemas estomacales pueda conducir a tratamientos para el autismo más efectivos que no solamente disminuyan los malestares gastrointestinales, sino que también mejoren los comportamientos antisociales.