Los padres de niños con autismo enfrentan varios desafíos emocionales, a veces sintiéndose «abrumados, culpables, confundidos, enojados o deprimidos», según lo describen varios a los que se les ha encuestado.

La frustración es una emoción común. Pueden sentirla cuando su hijo(a) se muestra torpe, no responde, se enoja o no toma en cuenta a los demás. La frustración también puede surgir cuando otras personas no comprenden cómo el trastorno del espectro autista (TEA) afecta a un niño y cuando juzgan injustamente tanto al niño como a los padres.

Mamá y papá suelen estar ansiosos, no sólo por el día de hoy, sino también por cómo se las arreglará el niño en el futuro.

Los sentimientos de culpa pueden surgir si los padres, erróneamente, se culpan del trastorno, ya sea cuando pierden los estribos o cuando sienten que no están haciendo las cosas bien.

Conoce más: 7 síntomas clave de autismo en las mujeres

La ira puede surgir si uno de los padres siente que no está recibiendo ayuda, por ejemplo, del otro padre, de la familia o de los grupos de apoyo. Asimismo, es posible que se enojen con el niño cuando su comportamiento es difícil de manejar.

El dolor y la tristeza también son reacciones comunes. Cuando los padres se enteran por primera vez de que su hijo(a) no podrá experimentar la vida como los demás niños, puede haber una sensación de pérdida, tanto del futuro del niño como de las esperanzas y expectativas de los propios padres.

La crianza de los hijos puede ser estresante, y el cuidado de un niño con necesidades especiales suele serlo todavía más. Las emociones negativas son normales. Los padres deben tratar de mantener estos sentimientos en perspectiva y evitar culparse innecesariamente. Si el estrés se acumula a tope, puede ser útil hablar con un consejero o terapeuta.

Asimismo, es fundamental recordar que los niños con autismo pueden vivir vidas felices y plenas. Su experiencia será simplemente distinta a la de los niños sin TEA.

 

Fuente: Medical News Today