¿SabÃas que la actividad cerebral aumenta cuando comienzas a aprender un nuevo idioma, pero se hace más lenta a medida que te vuelves más competente hablándolo? Pues asà lo reveló un nuevo estudio pequeño publicado en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience.
«En los primeros meses, se puede medir cuantitativamente la mejora de las habilidades del lenguaje mediante el seguimiento de las activaciones cerebrales», indicó Kuniyoshi Sakai, neurocientÃfico de la Universidad de Tokio, en Japón y coautor del estudio.
El trabajo incluyó a 15 hablantes nativos de idiomas europeos que se mudaron a Tokio y completaron clases de introducción al japonés durante al menos tres horas al dÃa.
Todos tenÃan veintitantos años. HabÃan estudiado inglés cuando eran niños o adolescentes, pero nunca habÃan estudiado japonés ni habÃan viajado a Japón.
Después de ocho semanas de lecciones, y nuevamente de seis a 14 semanas después, los voluntarios completaron pruebas de lectura y audición en japonés mientras se les realizaba estudios de imagen por resonancia magnética (IRM). Este midió el flujo sanguÃneo, un indicador de la actividad cerebral.
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Las resonancias magnéticas iniciales revelaron un aumento del flujo sanguÃneo en regiones especÃficas del cerebro. Estas incluyeron regiones especializadas en el lenguaje, como las que controlan la gramática y la comprensión; asà como las involucradas en la memoria y la visión.
El aumento del flujo sanguÃneo mostró que los voluntarios pensaban mucho más para reconocer los caracteres y sonidos del idioma desconocido, explicaron los investigadores.
En las segundas pruebas, cuando los estudiantes ya eran más hábiles, los participantes mostraron una disminución en la activación del centro gramatical y del área de comprensión durante las pruebas de comprensión auditiva, asà como en las áreas visuales de los lóbulos occipitales durante las pruebas de lectura.
«Esperamos que la activación cerebral disminuya después de aprender con éxito un idioma porque no requiere tanta energÃa para comprender», apuntó Sakai.
«En el futuro, podemos medir las activaciones cerebrales para comparar objetivamente diferentes métodos para aprender un idioma y seleccionar una técnica más efectiva», finalizó Sakai.
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