Cuando consumes carbohidratos (como el azúcar), el proceso digestivo comienza a descomponerlos en glucosa, que tus células utilizan como energía. Una vez descompuesta, la glucosa entra al torrente sanguíneo. Cuanto más azúcar o carbohidratos contenga un alimento, mayores serán los niveles de glucosa que llegan al torrente sanguíneo.
Los mangos aportan casi 23 gramos de azúcar por taza de fruta cortada en cubos, pero también son ricos en fibra, con 2.6 gramos por taza. Debido a que la mayoría de los carbohidratos del mango son azúcares, puede producirse un aumento del azúcar sanguínea después de consumir la fruta.
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Sin embargo, como la fibra también influye en la forma en la que el cuerpo descompone y utiliza la glucosa, estos picos pueden no ser tan significativos como se podría pensar:
- Acción de la fibra: La fibra dietética crea una sustancia gelatinosa en el estómago y los intestinos. Esto ralentiza el sistema digestivo, lo que permite una liberación más gradual de azúcar en el torrente sanguíneo. Debido a que el mango contiene fibra y azúcar, puede aumentar el azúcar en sangre, pero no tan rápido como los alimentos azucarados sin fibra.
- Índice glucémico: Estos factores sitúan al mango en el extremo inferior del índice glucémico, que es una calificación de 0 a 100 que se otorga a diferentes alimentos según su capacidad para afectar el azúcar sanguínea. El mango se encuentra entre 41 y 60.
- Moderación: Esto hace que el mango sea seguro para quienes no desean experimentar picos de azúcar en sangre, con una excepción: la moderación es clave.
Fuente: Very Well Health







