Una despensa bien organizada no sólo facilita la preparación de comidas saludables, también ayuda a evitar compras innecesarias y a reducir el desperdicio de alimentos. La clave está en elegir productos nutritivos y disponerlos de manera estratégica para fomentar mejores hábitos alimenticios.
1. Prioriza los alimentos saludables
Coloca a la vista opciones nutritivas como legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas. Guarda los productos ultraprocesados en lugares menos accesibles para reducir su consumo.
2. Usa frascos y etiquetas
Almacenar alimentos en frascos transparentes te permite ver fácilmente su contenido y mantener la frescura. Etiquetar los envases con nombres y fechas de caducidad evitará confusiones y desperdicios.
3. Organiza por categorías
Agrupar los alimentos según su uso facilita la planificación de las comidas. Puedes dividirlos en secciones como:
- Granos y cereales: arroz, quinoa, avena.
- Proteínas: legumbres, atún enlatado, frutos secos.
- Especias y condimentos: hierbas secas, aceites saludables.
4. Controla las porciones
Si compras a granel, separa los ingredientes en porciones más pequeñas para evitar excesos. Tener raciones listas ayuda a preparar comidas equilibradas con mayor facilidad.
Conoce más: ¿Cómo medir correctamente las porciones de comida?
5. Mantén un inventario actualizado
Llevar un registro de lo que tienes en la despensa evita compras duplicadas y te ayuda a planificar mejor tus menús semanales. Una lista en la puerta de la alacena o una aplicación de notas puede ser útil.
Ordenar la despensa de manera estratégica es una forma sencilla de mejorar la alimentación y fomentar hábitos saludables. Pequeños cambios pueden marcar la diferencia en la forma en que eliges y consumes los alimentos.