La tiroides es una glándula pequeña pero fundamental para el funcionamiento del cuerpo. Regula el metabolismo, la temperatura corporal, el ritmo cardíaco y hasta el estado de ánimo. Para que funcione correctamente, necesita ciertos nutrientes clave que puedes obtener a través de una alimentación equilibrada.

Yodo: indispensable pero con moderación

El yodo es esencial para la producción de hormonas tiroideas. Una deficiencia puede provocar hipotiroidismo o bocio, especialmente en regiones donde el suelo tiene poco yodo. Lo encuentras en:

  • Sal yodada.
  • Algas marinas (como nori o wakame).
  • Lácteos y pescado.

Evita el exceso, ya que también puede alterar el funcionamiento de la glándula.

Selenio: protector de la tiroides

Este mineral ayuda a convertir la hormona tiroidea T4 en su forma activa (T3) y protege la tiroides del daño oxidativo. Buenas fuentes son:

  • Nueces de Brasil (una o dos al día cubren la necesidad diaria).
  • Mariscos.
  • Huevos.
  • Semillas de girasol.

Zinc: aliado en la producción hormonal

El zinc participa en la síntesis de hormonas tiroideas y en su regulación. Una deficiencia puede interferir en su equilibrio. Lo puedes obtener de:

  • Carnes magras.
  • Mariscos.
  • Legumbres.
  • Semillas de calabaza.

Vitamina D: apoyo inmunológico

Aunque no actúa directamente sobre la tiroides, un nivel adecuado de vitamina D puede reducir el riesgo de enfermedades tiroideas autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto. Fuentes principales:

  • Exposición moderada al sol.
  • Pescados grasos (como salmón o sardina).
  • Yema de huevo.
  • Alimentos fortificados.

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Alimentos ricos en antioxidantes

Frutas y verduras ricas en antioxidantes, como las bayas, espinacas o zanahorias, ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo, factores que pueden afectar la tiroides.

Una alimentación variada, rica en estos nutrientes, es clave para mantener la salud tiroidea. Si tienes un diagnóstico relacionado con la tiroides, consulta siempre con un profesional antes de hacer cambios importantes en tu dieta.

 

Fuente: National Institutes of Health