Quizás te suene algo disparatado, pero existe alguna evidencia de que la forma de tu vaso puede influir en la cantidad de alcohol que bebes.

En un estudio publicado en la revista PLoS One, los participantes fueron un 60 por ciento más lentos al consumir bebidas alcohólicas de un vaso recto que de uno curvo. Cabe destacar que el estudio fue pequeño, no se realizó en condiciones de la vida real y la cerveza fue la única bebida alcohólica que se incluyó. De todas formas, podría valer la pena intentarlo si tiendes a terminarte rápidamente tus cervezas bien frías y prefieres no hacerlo.

Sumado a lo anterior, la forma del vaso también puede marcar la diferencia cuando se trata de bebidas mezcladas, o al menos así lo indica otro estudio publicado en la revista BMJ.

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Según esta investigación, las personas (incluidos los bartenders profesionales) vierten sin saberlo entre un 20 y un 30 por ciento más de alcohol en los vasos que son cortos y anchos, en comparación con los vasos que son altos y delgados.

Por ello, si sales a tomar algo y no deseas emborracharte, quizás valdría la pena pedir tu bebida en un vaso alto y estrecho, si te es posible.

Finalmente, cuando mezcles tus propias bebidas, utiliza un vaso alto y delgado o uno con el nivel de alcohol premarcado, pues te ayudarán a evitar que subestimes accidentalmente la cantidad de alcohol que viertes (¡y que bebes!).

 

Fuente: Healthline