La respiración es un elemento fundamental en el rendimiento físico, aunque muchas veces se pasa por alto. Una técnica respiratoria adecuada puede mejorar la resistencia, optimizar el uso del oxígeno y retrasar la fatiga durante la actividad física. Aprender a respirar correctamente ayuda tanto a atletas experimentados como a personas que realizan ejercicio recreativo.

Cuando se respira de forma superficial o rápida, los músculos reciben menos oxígeno y se acumula dióxido de carbono, lo que provoca sensación de cansancio. En cambio, una respiración profunda y controlada favorece una mejor oxigenación de la sangre, permitiendo que el corazón y los músculos trabajen de manera más eficiente.

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Una técnica muy recomendada es la respiración diafragmática, que consiste en inhalar profundamente por la nariz, expandiendo el abdomen en lugar del pecho, y exhalar lentamente por la boca. Esto maximiza la capacidad pulmonar y promueve una mayor relajación durante el ejercicio.

En actividades como correr, se puede aplicar un ritmo respiratorio coordinado, por ejemplo, inhalar durante dos o tres pasos y exhalar en los siguientes dos o tres. En disciplinas como natación o yoga, la respiración controlada es aún más crucial, ya que influye directamente en el rendimiento y la concentración.

Además de mejorar la resistencia, respirar de forma consciente ayuda a reducir el estrés, estabilizar el ritmo cardíaco y aumentar la energía disponible para los músculos. Con práctica constante, la técnica respiratoria se vuelve automática, lo que facilita mantener un esfuerzo prolongado sin sensación de agotamiento prematuro.

 

Fuente: American Lung Association