Incluir ejercicios de desarrollo muscular en tu rutina semanal posee un efecto sinérgico con el ejercicio aeróbico, lo que puede mejorar todavía más tu salud cardíaca. El entrenamiento de fuerza puede hacer que tu cuerpo queme grasa de manera más eficiente para obtener energía. Asimismo, ayuda a mejorar la respuesta del cuerpo a la insulina, la hormona responsable de regular los niveles de azúcar en sangre. Esto puede ayudar a prevenir o mejorar la diabetes, un importante factor de riesgo de enfermedades cardíacas.

El entrenamiento de fuerza también promueve la producción de óxido nítrico, una molécula que relaja y dilata los vasos sanguíneos.

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Por ejemplo, un estudio reciente señala que combinar ejercicios de fuerza con ejercicios aeróbicos de intensidad moderada y algunos vigorosos produce mayores reducciones en la frecuencia cardíaca en reposo, la presión arterial, el peso corporal y el porcentaje de grasa corporal que realizar ejercicios por separado. Según los expertos, el ejercicio mejora claramente muchos marcadores específicos relacionados con las enfermedades cardiovasculares, pero al sumar todos estos efectos individuales, solo representa alrededor del 50% del beneficio general para la salud relacionado con la actividad física regular. Este esquivo 50% restante es la razón por la que la búsqueda (que lleva décadas) de crear «ejercicio en una pastilla» probablemente jamás se materialice.

 

Fuente: Harvard Medical School