Adoptar una rutina de ejercicio es más fácil que mantenerla. La clave está en encontrar un equilibrio entre constancia, disfrute y realismo, de modo que el movimiento se convierta en parte natural del día y no en una obligación pasajera.

1. Define metas alcanzables

Para que el ejercicio sea sostenible, establece objetivos concretos, medibles y adaptados a tu nivel físico. No es necesario comenzar con rutinas intensas: caminar 30 minutos al día o practicar yoga tres veces por semana puede marcar una gran diferencia. Lo importante es la consistencia.

2. Elige actividades que disfrutes

Hacer ejercicio no tiene por qué ser aburrido. Bailar, andar en bicicleta, nadar o salir a caminar con amigos son formas efectivas de mantenerte activo. Si disfrutas lo que haces, es más probable que mantengas el hábito a largo plazo.

Conoce más: 5 beneficios que trae el baile a tu salud física y mental

3. Escucha a tu cuerpo

Descansar también forma parte del progreso. Ignorar señales de fatiga o dolor puede causar lesiones y frustración. Alternar entre días de entrenamiento y descanso permite que los músculos se recuperen y mejora el rendimiento.

Una rutina sostenible no se basa en la perfección, sino en la constancia. Encuentra actividades que te motiven, respeta tus límites y recuerda que moverte cada día es una forma de cuidar tu salud y bienestar. ¡Hazlo por ti y por tu cuerpo!

 

Fuente: Harvard Health Publishing