Muchos padres vinculan las alergias con el riesgo de sufrir asma. Si bien no son un causante directo, sí podrían empeorar los síntomas de un menor que padece la enfermedad. Esto se debe a que el sistema inmunológico reacciona al alérgeno como si fuera un invasor. Como consecuencia, produce algo llamado inmunoglobulina E (IgE).

Cuando la IgE se mezcla con el alérgeno, se liberan sustancias químicas que protegen al cuerpo. Uno de estos es la histamina, la cual provoca reacciones alérgicas que dañan los ojos, la nariz, la garganta, la piel y los pulmones. Si este último órgano se ve afectado, pueden surgen síntomas de asma como tos, sibilancias o dificultad para respirar.

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Recomendaciones

  1. Si el asma del pequeño no está bajo control, averigua qué alergias la empeoran.
  2. Si los síntomas son provocados por ciertos alérgenos, limita la exposición de tu hijo a ellos.
  3. Si el médico lo recomienda, compra medicamentos para la alergia, principalmente si el menor no puede evitar el alérgeno.

Comunícate con un especialista si detectas que empeoran los síntomas del menor. No intentes resolver el problema a través de medicamentos sin antes consultar a un médico. Los ataques de asma graves pueden poner en riesgo la vida.

Cuando el asma no está bien controlada, existe el riesgo de ausentismo escolar, problemas para practicar deportes y múltiples visitas al consultorio médico. Afortunadamente, con el tratamiento adecuado, la mayoría de los niños con asma puede llevar una vida normal.

 

Vía: Kids Health